ITAUGUÁ. Un “soldado” de blanco en la tierra de nadie donde impera el enemigo invisible del coronavirus –la Unidad de Terapia Intensiva– se une al coro de reclamos médicos por equipos adecuados de bioseguridad, agrega que no le importa morir si tuviese las herramientas completas para darle batalla al Covid, pero igualmente admite que caer por burocracia o negligencia “de los de arriba” le da miedo.
“Por supuesto que sí, tengo miedo. Tengo dos hermosos hijos y una esposa. Ese tema de ponernos el mote de héroes y tirarnos al campo de batalla, sin rifle y sin balas, es absolutamente inaceptable. Si yo tengo que morir, que tenga que ser teniendo todas las medidas de bioseguridad y con la convicción de que se hizo todo bien”, declaró a una radioemisora el doctor Shuiji Okinaka, profesional médico que presta servicios en la Unidad de Terapia Intensiva de Adultos del Hospital Nacional, en este distrito, al igual que en la UTI de Cardiocirugía del Instituto de Previsión Social.
Denunció, igualmente que hay médicos que se ven en la necesidad, de modo a preservar sus propias vidas, de adquirir con su dinero los insumos de bioseguridad para tratar a los pacientes que contrajeron el Covid-19.
Y fue más allá. Planteó que “si no existen equipos de seguridad, la omisión de auxilio en una pandemia no se aplica”.
“Si es que uno no tiene los equipos de bioseguridad, no tiene que exponer su vida, si es que el riesgo es real y si el paciente es realmente positivo. Suena medio cruel decir ‘cómo voy a atender a un paciente sin tener los equipos de bioseguridad’, pero es mi vida también. Cuando termino mi trabajo, voy a mi casa y le tengo a mi familia”, apuntó.
El doctor Okinaka se desempeñaba como jefe interino de la citada unidad de cuidados intensivos en el Hospital Nacional, pero en marzo último fue relevado del cargo por, supuestamente, violar el protocolo de manejo de pacientes de su área.