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ASUNCIÓN.- Hace unos años, el perro del senador Eduardo Petta mordió a un niño que estaba jugando en su patio con su hijo. Justo cuando fue nombrado director de la Caminera la causa fue elevada a juicio y tanto el juez de primera instancia como la cámara de apelaciones decidieron que los culpables fueron el niño por agredir al animal, y su padre, por no estar presente.
Apenas era como Juan Pueblo el ahora senador Petta cuando su perro mordió a un niño y le desfiguró la cara. Pero cuando los padres de la víctima lo demandaron y se judicializó el tema, él fue nombrado director de la Policía Caminera por Fernando Lugo y a partir de allí su tráfico de influencias fue tan intenso que logró que en primera y segunda instancia el perro terminara siendo inocente y el niño y su padre, los culpables.
La tragedia ocurrió cuando el hijo de la familia Velicoff-Talavera se encontraba en la casa de Petta de Encarnación, jugando con el hijo de éste y otros niños. Algo pasó que el perro, que se encontraba en el patio, atacó de repente al niño y le mordió la cara, dejándola desfigurada.
Luego de la tragedia, el ahora senador se mostró preocupado y solícito con la víctima y sus padres, y llegó a pagar algunas sesiones de fisioterapia, aunque lo que se necesitaba de manera urgente era una cirugía plástica para restaurarle el rostro. Pero luego de que se haya convertido en una “autoridad”, Petta se desentendió del tema y dejó en el olvido al niño, a tal punto que la familia decidió denunciarlo y el caso llegó a los tribunales de Itapúa.
Y así fue cómo logró que la Justicia actuara con verdadera injusticia con el niño y su familia, que perdieron en las dos instancias porque los magistrados decidieron que ellos eran los culpables, la víctima por haber agredido al perro, y los mayores porque no estaban presentes en el momento del ataque.
Petta es ahora senador por el Partido Encuentro Nacional, y los disidentes colorados, encabezados por Mario Abdo Benítez, pretenden convertirle en candidato de la ANR a la Gobernación del Departamento Central. Si cuando casi no tenía poder tuvo una actuación tan lamentable e impune, no nos podemos imaginar de lo que pudiera ser capaz si algún otro niño “choca” su cara por un perro suyo.
