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ASUNCIÓN.- Este miércoles 4 a las 19:00 en el ICPA (Goethe-Zentrum) Sonidos de PARAQVARIA presenta: PARAISO PERDIDO “Guaranies y Chiquitanos”. Breve concierto de la agrupación, con la presencia del musicólogo polaco Piotr Nawrot, seguido de un brindis.
INDIGENAS Y JESUITAS “EL PARAÍSO PERDIDO”
Conocido como el “sacro experimento”, a partir de 1609, en tierras de Sudamérica los jesuitas crearon una red de pueblos conocidos como Reducciones. Una experiencia que un lapso de un siglo y medio logró reunir a más de 150.000 indígenas, distribuidos en 30 pueblos que dejan su profunda huella en comunidades que hoy se distribuyen en lo que es Argentina, Bolivia, Brasil y Paraguay. Bajo un régimen administrativo estricto y de severas reglas de organización, cada pueblo era gobernado solamente por un sacerdote jesuita y su asistente, junto la cadena de poder que se completaba con los propios indígenas. Pocos acontecimientos en el mundo a lo largo de la historia, desde entonces, hasta el presente marcaron con tanta fuerza, un proyecto multinacional para la paz. Los jesuitas se valieron de todos los medios para motivar a los indígenas y llegaron a construir iglesias, obras arquitectónicas de envergadura, factorías, producción agrícola y ganadera y arte en sus más variadas expresiones.
Las plumas de eminentes historiadores y filósofos del Siglo XVIII hablaban sobre las reducciones como: “La tierra sin mal”, la “República de Platón”, “Un Paraíso en el Paraguay”, “El triunfo de la humanidad”, “El Estado Musical de los Jesuitas”, “El país de los primeros cristianos” o “La República de Dios”. Es conocida la importancia de las artes en la vida cotidiana de los pueblos jesuíticos, en especial: la música que inundaba de armonía los espacios, tanto en las actividades sacras como aquellas de sano esparcimiento para lo cual llegaron prestigiosos misioneros músicos que formaban a los indígenas como cantores, instrumentistas, copistas y maestros de capilla.
El nivel del arte musical en las Misiones llegó a ocupar la atención del propio Papa Benedicto XIV quien en su encíclica de 1749 señalaba: “Tanto se ha extendido el uso del canto armónico o figurado, que aun en las Misiones del Paraguay se ve establecido, porque teniendo aquellos fieles de América excelente índole y felices dotes naturales, así para la música vocal, como por tañer instrumentos y aprendiendo fácilmente todo lo que pertenece al arte de la música. Tomaron ocasión de esto los misioneros, valiéndose de piadosos y devotos cánticos para reducirlos a la fe de Cristo, de suerte que actualmente casi no hay diferencia alguna entre las misas y las vísperas de nuestros países y las que allí cantan”.
Todo ese paraíso en la tierra tuvo su fin cuando en 1767 se decreta la expulsión de la Compañía de Jesús de los territorios de América. Una mayoría parte de las reducciones quedaron en ruinas o desaparecieron y en su mayoría quedaron convertidas en pueblos de mestizos. Los monumentos arquitectónicos quedaron reducidos a montones de piedras, tallas esparcidas hoy en museos del mundo y la música viviendo del pazo de la antorcha generacional por tradición oral o encerrada en los escasos archivos musicales. El presente conjunto de obras que se incluye en esta grabación, es un homenaje a los indígenas guaraníes y chiquitanos quienes no solo fueron el motivo de la existencia de lo que llamamos ese “paraíso perdido” sino que, una vez destruidas o abandonadas esas reducciones, ellos lograron mantener la música, preservando los manuscritos y transmitiendo esa herencia cultural a las nuevas generaciones, siglo tras siglo.
