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Un excombatiente de la Guerra del Chaco, oriundo de Atyrá, radicado desde sus primeros días en esta ciudad cumplió 106 años de edad, lo celebró rodeado de familiares y amigos. Se trata de Don Ladislao Cabral Ferreira, quien en plena juventud se alistó y participó activamente en la contienda chaqueña e incluso fue herido en la hecatombe.
CONCEPCIÓN (Por: Telmo Ibáñez).- El mismo excombatiente nos recordó que por cuenta propia se dirigió hasta el Regimiento 2 de mayo para al inicio de la guerra tomar participación activa hasta que la detonación de una granada lo hirió de gravedad en la pierna derecha.
Recordó aún con picardía que las heridas ocasionadas por el explosivo no fue tan grave, pero si pudo haberse infectado por la contaminación ambiental, así como la falta de una atención especializada a la que llegó gracias a un burro al que montó en pelo y con ayuda de una liana de un arbusto (ysypo), sujetó al cuadrúpedo hasta llegar a un hospital de campaña.
Igualmente rememoró que fueron los días más difíciles durante la Guerra, los vividos a partir del 24 de diciembre de 1934, primero la lesión, las explosiones que seguían mientras Cabral salía del lugar arrastrado, luego los dos días de viaje en burro del que cayó varias veces golpeando sus heridas mal vendadas con una faja bolí (arrebatada a un soldado boliviano).
De ahí en más luego de pasar por varias batallas siendo las más recordadas las de Nanawa y Strongerst, volvió a Concepción donde permaneció hasta la finalización de la guerra que coincidió con el fin de su tratamiento.
En la actualidad don Ladislao quien naciera en Atyrá, Cordillera un 27 de junio de 1910, vive con uno de sus hijos en Concepción, donde, ayer, recibió la serenata de la banda militar y jóvenes estudiantes así como sus amigos, vecinos y familiares.
El veterano pertenece a una familia longeva, su madre, Josefa Ferreira, vivió 120 años como así también otras tías superaron los 100 años de vida.
Tiene 9 hijos, 28 nietos, 37 bisnietos y un tataranieto, según informaron sus familiares. Es uno de los pocos excombatientes sobrevivientes y uno de los más longevos.
Durante su servicio militar su regimiento fue el 2 de mayo y en la contienda perteneció al Regimiento de Infantería N° 18 “Pitiantuta”, después de la guerra, se dedicó a ser sastre y luego aguatero, vendía agua en carro por los barrios de Concepción, con los famosos carros aguateros, parecidos hoy a los carro-bombas de los bomberos.
