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Más de cuatro años después de que las FARC y el gobierno de Colombia comenzaran a idear la paz, la guerrilla más antigua de América Latina ha entregado la totalidad de sus armas individuales. La ONU ha terminado de recibir este lunes más de 7.000 armas de manos del mismo número de excombatientes. Ambas partes lo celebraron este martes en un acto en Mesetas, un territorio donde la insurgencia ejerció la ley durante décadas.
BOGOTÁ.- La guerrilla Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) inició ayer su desarme en un acto crucial que marca el final del grupo armado tras unos 53 años de guerra. El evento comenzó con el himno nacional y con la presencia del presidente Juan Manuel Santos y del líder guerrillero Rodrigo Londoño, conocido como Timochenko, en el municipio de Mesetas, en el departamento Meta.
El jefe de la misión de la ONU en Colombia, Jean Arnault, realizó su intervención confirmando que en “el proceso de dejación de armas individuales por parte de las FARC ha sido honrado en su totalidad”.
Así mismo, indicó que el mecanismo de monitoreo “ha jugado a cabalidad su papel, un papel sin precedente en la experiencia internacional de supervisión de cese al fuego”. “Recomendamos que la ONU recoja las enseñanzas de la experiencia del mecanismo de monitoreo de Colombia para aplicarlas en otras partes del mundo”, agregó.
Arnault relató que en febrero, la Misión de Verificación de la ONU registró la llegada de 6.803 guerrilleros de las FARC a las zonas veredales y puntos de concentración. “En esta dejación se han entregado más armas por combatiente que en otros procesos verificados”, confirmó.
En total, los guerrilleros entregaron 7.132 armas de las cuales, solamente, quedaron unas 700 para la seguridad de estas zonas.
Por su parte, Rodrigo Londoño “Timochenko”, manifestó que las FARC cumplieron así con el punto 3 de la agenda fin del conflicto. “Honramos nuestra palabra y esperamos que el Estado cumpla la suya. A partir de hoy debe cesar toda persecución política en Colombia”, pidió el jefe guerrillero.
En tanto que el jefe de Estado, Juan Manuel Santos, declaró que con emoción se constata el fin de una guerra que calificó de “absurda” y que dejó más de 8 millones de víctimas.
“Sin armas, no somos más un pueblo enfrentado entre sí. Somos un pueblo avanzando dentro del cauce de la democracia”, estimó y agregó que sin la guerra somos “un solo pueblo” y una nación avanzando hacia el futuro.
