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ASUNCIÓN. La fiscala general del Estado, Sandra Quiñónez, afirmó en Tempranísimo, por la 970 y GEN, que al inicio de las actividades del EPP era muy difícil que la ciudadanía crea en su existencia, lo que facilitó que se fuera consolidando con el paso del tiempo.
Se refirió al ataque de ayer, que costó la vida de 3 jóvenes militares de la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC), expresando que “nos enluta una vez más esta organización; hace casi 20 años que estamos trabajando contra ellos”.
Explicó que los miembros del EPP “tienen un vasto conocimiento del territorio donde se desenvuelven. Por más que hace rato que está la FTC. Cuando uno habla con gente que en algún momento pertenecían ahí, te das cuenta la difícil tarea de la forma en que ellos se manean, el movimiento que hacen en su territorio, cómo conocen cada punto. Por ejemplo, en un establecimiento ellos saben en dónde está el monte más espeso, los arroyitos”.
“Las fuerzas operativas se cambian, hay cambios en la parte táctica. Sin embargo, ellos están las 24 horas. Además, son núcleos familiares, los Ramos, los Maíz, los Villalba, los Meza. Núcleos familiares, y de ahí no salen. Y en su logística hay afinidad ideológica o sentimental”, añadió.
Lo que hacen los integrantes del EPP es demostrar que sí pueden hacer lo que quieran, a criterio de la fiscala general, ya que “a ellos no les importa el rango, absolutamente nada. Pudo haber sido el de mayor como el de menor rango. Lo que les importa es la figura de las Fuerzas Armadas, de la institución. Además, están demostrando que sí lo pueden. Están emitiendo un mensaje, ustedes tienen tantos hombres, nosotros somos tantos, miren lo que podemos hacer”.
“Ellos hacen inteligencia las 24 horas. Cuando se había allanado Sanguinas Cué, se encontraron documentaciones que demostraban de manera impresionante cómo ellos hacían inteligencia sobre cada uno del Ministerio Público”, aseveró.
Explicó por qué a pesar de los años transcurridos no se pudo aún eliminar al EPP: “En los primeros tiempos fue un grave problema el descreimiento de esta organización, era un movimiento político que tenía su brazo armado, está comprobado en documentos. El descreimiento era tal que cuando María Edith de Debernardi sale del cautiverio, dicen cómo salió con la ceja toda bien delineada. Su relato decía que le tenían bien, le cuidaban su alimentación, su medicación; solo cuando no quería comer le amenazaban con meterle en el sótano”.
“El descreimiento fue creciendo. En 2003 se llega a Sanguinas Cué, se encuentran documentos, armas, todo se encuentra. Decían que yo me fui a tal hora y planté todo eso. Así decían los medios. Hubo mucho descreimiento. Hubo un período en que la gente no creía. Y ellos fueron avanzando, manifestó Quiñónez.
Dijo también que “la presencia de la FTC evitó situaciones mucho más graves. Hay veces que no todas las cosas se pueden dar a conocer y solamente los organismos de seguridad trabajamos y evitamos situaciones mucho peores. Molesta la presencia de la FTC, de la Policía. Y si no hubiésemos tenido los trabajos que se han hecho desde el 2000 hasta ahora, hubiésemos estado totalmente copados por esta organización criminal”.
