Edmundo Valenzuela, arzobispo.
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Fiscalía investiga a cura pero ignora al encubridor

Luciana Ramos, fiscal interina de Limpio, inició una investigación en contra del párroco de la referida ciudad, Silvestre Olmedo, quien fue denunciado por una joven catequista por supuesto acoso sexual. Sin embargo, ignora a su principal encubridor, Mons. Edmundo Valenzuela, arzobispo de Asunción y titular de la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP).

Silvestre Olmedo, sacerdote acusado de acoso.
Silvestre Olmedo, sacerdote acusado de acoso.

ASUNCIÓN.-  Según la denuncia realizada por Alexandra Torres, una de las supuestas víctimas de acoso y coacción, por el sacerdote Olmedo, el hecho habría ocurrido el 20 de setiembre de este año.

La fiscal Luciana Ramos explicó que la denunciante acudió hasta el sacerdote para elaborar una nota ocasión en que el cura le manoseó las piernas y la espalda. Hecho que denunció también en la Conferencia Episcopal Paraguaya y al monseñor Edmundo Valenzuela.

La joven informó del intento de abuso a 3 personas de la Pastoral Juvenil y éstos le aconsejaron presentar el caso a la Fiscalía. “Se está investigando, si radicó su denuncia en la Conferencia Episcopal y el testimonio de las personas a quien contó”, indicó Ramos.

Añadió que la denunciante será sometida a exámenes psicológicos y de victimología, de acuerdo con los resultados tomarán decisiones respecto al sacerdote.

Torres comentó que la denuncia presentada contra el sacerdote Silvestre Olmedo es por acoso y coacción. “Fue hace dos meses que pasó eso; sin embargo, hubo insinuaciones desde que asumí la coordinación de la pastoral juvenil, el año pasado en diciembre”.

Por otra parte, Torres había indicado que su caso no es aislado, sino que existen otras tres afectadas, pero tienen miedo para denunciar, porque no saben cómo sus familias van a afrontar la situación, en especial si van a contar con su apoyo.

Indicó que para respetar las instancias denunció primero el hecho ante Mons. Dionisio Echagüe, “quien me felicitó por denunciar y me dijo que no tenía porqué callar el hecho. Luego me derivó con Mons. Edmundo Valenzuela, arzobispo de Asunción y titular de la Conferencia Episcopal Paraguaya,  pero fueron lamentable sus palabras, ya que nos pidió que esperemos para respetar la dignidad del cura”, refirió Torres.

ADMITE QUE LE TOCÓ EL PECHO A LA CATEQUISTA

El sacerdote Silvestre Olmedo, de Limpio, inicialmente aseguró que solo “le abracé mucho” a la joven que lo denunció por acoso, aunque posteriormente reconoció que le tocó el pecho, “pero no había ninguna intención de hacer algo”. Lamentablemente  es una infeliz coincidencia, el caso se destapó justo en el marco de las celebraciones en Caacupé.

Ayer salió a luz un material de audio del momento en que representantes de la Pastoral Juvenil de la parroquia de Limpio le encararon al sacerdote por sus acciones y hasta le pidieron que renuncie debido a la gravedad del hecho denunciado por una joven

En la conversación, desarrollada antes de que el hecho se diera a conocer públicamente, los compañeros de la víctima de acoso le reclamaron al párroco y le mencionaron que la joven afectada está conmocionada e inclusive estalló en llanto cuando decidió romper el silencio.

Olmedo inicialmente intentó desentenderse señalando que el “incidente” se produjo luego de que simplemente “le pedí hacer una nota, un pedido, no sé para qué era”. Posteriormente, los jóvenes le encararon directamente: “Usted le manoseó el pecho, eso está mal”, a lo que el hombre se limitó a responder: “Ha de ser, ha de ser”, pero más adelante reconoció que le tocó el pecho a la denunciante.

El sacerdote Silvestre Olmedo fue separado del cargo este martes, luego de que el hecho cobrara estado público; no antes, pese a que el arzobispo de Asunción, Mons. Edmundo Valenzuela, ya tenía conocimiento del grave hecho.

¿Y LA “TOLERANCIA CERO” PREGONADA POR EL PAPA?

En un nuevo avance hacia la política de “tolerancia cero” a los abusos sexuales de sacerdotes a menores, el papa Francisco, en junio pasado, publicó una ley en la que autoriza separar del cargo a obispos negligentes o que encubran este tipo de casos.

El Vaticano publicó una carta apostólica en forma de motu proprio (decreto) titulada “Como una madre amorosa”, y en la cual Francisco estableció un nuevo proceso para juzgar la actuación de los sacerdotes ante denuncias de abuso sexual.

En el mutu propio se establece que corresponde “a la Iglesia toda” la protección y vigilancia de los menores, pero de manera especial lo deben ejercitar los obispos y personas con autoridad eclesiástica, que deben emplear “una especial diligencia” en cuidar a los más débiles.

Recordó que en la ley suprema de la Iglesia Católica, el Código de Derecho Canónico, ya se considera la remoción por “causas graves” de los cargos eclesiásticos, incluidos los obispos.

“Con el presente documento pretendo precisar que entre las denominadas ‘causas graves’ se incluye la negligencia de los obispos en el ejercicio de sus funciones, particularmente en relación con los casos de abusos sexuales a menores y adultos vulnerables”, apuntó el pontífice.

Los obispos señalados serán sometidos a un proceso administrativo y no penal, ya que la negligencia no es considerada un delito en la ley canónica, indicó Francisco en su documento.

HIPÓCRITAS QUIEREN MATAR AL MENSAJERO

La cúpula de la Iglesia Católica en nuestro país enfrenta su prueba de fuego y hasta ahora está totalmente aplazada. Mientras se suceden las denuncias en contra de sacerdotes pedófilos, los obispos muestran una actitud hipócrita y vergonzosa, cuidando “la dignidad” de los abusadores y protegiéndolos de la mano de la Justicia.

Alguien ya dijo por ahí que la Iglesia paraguaya no es la que impulsa Francisco. Y en el caso de las denuncias de pedofilia se demuestra más que nunca esta terrible realidad. Lo cierto es que este problema está mostrando el peor rostro de nuestras autoridades eclesiásticas.

Francisco ordenó a todos los representantes de la Iglesia que habría tolerancia 0 para quienes abusan de niños y niñas. Y lo puso en práctica en el mismo Vaticano, no permitiendo que ningún delincuente intentara esconderse bajo su sotana o entre las paredes de la institución.

Pero en Paraguay, son varios los sacerdotes denunciados que son protegidos por las autoridades de la Conferencia Episcopal Paraguaya, quienes pretenden con eso evitar que la Justicia intervenga y castigue a los agresores.

El punto más bajo se alcanzó días atrás cuando el arzobispo de Asunción, monseñor Edmundo Valenzuela, osó decir a una víctima de abuso que debe cuidar la dignidad del cura que había abusado de ella. Esto es infame, y se contradice con la actitud del mismo Valenzuela, quien meses atrás denunció a un cura pedófilo ante la Fiscalía, lo que demuestra que las cosas han empeorado en este último tiempo.

La pedofilia es un delito mayor que debe ser castigado con pena carcelaria de muchos años. Si, además, el pedófilo es un sacerdote, que aprovecha su cargo y su sotana para abusar de niños que son puestos a su cargo por los padres, confiados en su fe, el delito es mucho más grave porque implica una grave traición a la confianza.

Si la Iglesia Católica paraguaya no da un radical golpe de timón y empieza a denunciar a los muchos delincuentes que tiene en sus filas, la pedofilia seguirá en aumento, al gozar de impunidad y de la protección de quienes debían haber protegido a los niños y a los jóvenes que están a su cuidado.

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