PARÍS.- Con escasez de combustible en el 20% de las estaciones de servicio del país y con las 19 centrales nucleares en huelga, el presidente francés, Francois Hollande, reafirmó ayer sin embargo su voluntad de sacar adelante la reforma laboral en este país y defendió mantener “la filosofía” del polémico proyecto.
La reforma contemplaba la primacía de la negociación directa entre empresario y trabajador, por encima del código de trabajo y los convenios colectivos; establece un techo en las indemnizaciones por despido improcedente y establece las condiciones que justificarían el despido económico.
La movilización llevó a las calles a 153.000 personas en todo el país, de acuerdo con los cálculos oficiales. Para los sindicatos, fueron 300.000 participantes. La Policía francesa usó gases lacrimógenos contra encapuchados que empezaron a romper escaparates y vehículos a su paso.
La tensión escaló un nuevo peldaño con el voto favorable para la huelga en las 19 centrales nucleares, que aseguran el 75% del aprovisionamiento eléctrico del país.Activistas sindicales bloquearon varios puentes, mientras que conductores de trenes y controladores aéreos cesaron, en gran parte, su actividad.