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BUENOS AIRES.- Se viven tiempos difíciles y vendrán peores, tal vez. Las principales figuras del Gobierno argentino, aun las que habitan en despachos donde solo reina el optimismo, lo saben. El plan de ajuste que el presidente Mauricio Macri, impulsa para poder bajar el déficit fiscal y abordar con éxito las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI), requiere adoptar medidas que impactarán en el humor social.
La forma de comunicarlas, es uno de los temas centrales de las discusiones que se dan en el poder. Acaso eso explica por qué el Gobierno acaba de decidir que la nueva etapa arrancará con un paquete de medidas que apuntará a eliminar lo que Macri llama “el despilfarro” de la política. La iniciativa será anunciada en los próximos días. Está pensada ahorrar cerca de 20 mil millones de pesos en 2019.
El borrador de esos recortes se fue confeccionando durante una serie de reuniones en las que participaron el mandatario, su jefe de Gabinete, Marcos Peña y varios de los ministros clave, pero en las que pesó -como no había ocurrido hasta ahora- la opinión de Nicolás Dujovne, el ministro de Hacienda y flamanete coordinador de nueve ministerios. “Yo no tengo problemas en pagar el costo que haya que pagar, incluso entre mis colegas del Gabinete”, le transmitió Dujovne a Macri en una de las primeras reuniones.
