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Liliana Urbieta, hija de Félix Urbieta, el ganadero secuestrado en el 2016, calificó de “bochornoso” el haber permitido que el féretro con los restos del líder del EPP, Osvaldo Villalba, ingresara al Buen Pastor. Dijo que les causó mucho dolor y que “murió la razón, el sentido común, el deseo de hacer bien las cosas, el deseo de buscar la paz”.
“Lo que pasó ayer fue bochornoso para las víctimas. Nos causó tanto dolor cuando nos enteramos de lo que estaba ocurriendo. Nos dejó un nudo en la garganta. Para nosotros no tiene explicación la decisión que tomaron el ministro y la encargada del Buen Pastor (ambos destituidos). Ellos jamás pensaron en las víctimas ni en aquellos familiares de que perdieron la vida en mano de este criminal Osvaldo Villalba”, expresó la mujer, en entrevista con la emisora 1080 AM.
Afirmó que “ayer prácticamente murió la razón, el sentido común, el deseo de hacer bien las cosas, el deseo de buscar la paz”.
Al respecto, la familia Urbieta había emitido un comunicado en el que señala que ese sentido común “ya venía agonizando desde hace muchos años atrás, cuando ya no sabíamos distinguir entre los valores que debían adornar a todas las clases sociales del Paraguay; cuando nuestros niños comenzaron a querer ser narcos y nuestras niñas dejaron de querer ser princesas para convertirse en muñecas de la mafia y del crimen organizado. Cuando nuestros vecinos ya no nos saludaban porque nuestro padre estaba secuestrado…”.
“Venía agonizando cuando empezaron los secuestros en el país con María Edith (Bordón de Debernardi), con el espíritu de Cecilia (Cubas), con el corazón de Luis Lindstron, con Fidel (Zavala), con Arlan (Fick), con el alma de Abrahán (Fehr), con Bernardo (Blatz), Franz (Wiebe) y Peter (Reimer), con el recuerdo de Edelio (Morínigo), Félix (Urbieta) y Oscar (Denis)”, enfatizó. “Comenzó su agonía con ellos, pero siguió con los policías y militares que fueron ejecutados… donde sus viudas e hijos siguen lamentándose sus pérdidas”, añadió.
Resaltó la crueldad del líder del EPP, cuyo cuerpo permitieron ingresar al correccional para que su hermana, Carmen Villalba, lo despidiera. “Cuántas almas inocentes fueron arrebatadas por Osvaldo Villalba y la organización a la cual pertenecía; personas que ni siquiera eran parte del conflicto fueron asesinadas por el miserable Osvaldo Villalba, ruin, patético y cobarde cabecilla del terrorismo”, destacó.
