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ASUNCIÓN.- La senadora Esperanza Martínez, del Frente Guasu, siguiendo con las inconsistencias e incoherencias de su sector político, dio una curiosa interpretación de la Constitución Nacional y planteó lo que se podría entender como “a veces un hecho es constitucional, y otras, no; depende”. La duda es si están leyendo la misma Carta Magna que nosotros, y si ya se inventaron una nueva, que nos avisen a tiempo.
Un argumento tan pueril y hasta grosero planteó la senadora luguista, diciendo que tanto Nicanor como Afara sí pueden jurar como senadores; el primero porque había renunciado a la senaduría vitalicia y el segundo porque no tiene impedimentos constitucionales al renunciar a la Vicepresidencia. Sin embargo, según la misma, Cartes no, porque sigue siendo presidente, pero se olvida, la senadora, que ella y su grupo son responsables de esta situación al no aceptar la renuncia ya presentada por el actual presidente, electo por voluntad popular para ser senador en el próximo periodo, y que además, cuenta con un fallo favorable de la Corte Suprema de Justicia, la verdadera.
Es difícil hacer un análisis lógico sobre la postura de la bancada luguista, porque la misma había acudido con acciones ante el Tribunal de Justicia Electoral, luego ante la Corte Suprema de Justicia; y tras los reveces que sufrió, se ha rebelado contra la decisión de la máxima instancia para entender una acción de inconstitucionalidad. De esta manera, los luguistas pretenden ubicarse por encima de la Constitución Nacional y de su órgano de interpretación.
Nicanor sí; Cartes, no. Y Afara también, sí, por qué no. En el primer caso, hay quienes sostienen que la senaduría vitalicia es irrenunciable, pero eso es harina de otro costal. A Afara le aceptaron la renuncia, por lo tanto, está plenamente habilitado. Entonces, por qué cuernos no le aceptan también su renuncia a Cartes, si su juramento como senador activo se encontraría condicionado por esta situación. Como mínimo en este comportamiento existe una actitud mezquina e irrespetuosa del voto popular; y luego un grosero desacato al fallo de la máxima instancia judicial.
Ahora bien, según la lógica luguista, el presidente deberá cumplir su mandato hasta el 15 de agosto, posteriormente deberá renunciar a la senaduría vitalicia y la misma deberá ser aceptada por el Congreso; y luego de cumplir con toda esta maraña de trámites, finalmente podrá jurar como senador nacional.
Donde la lógica no tiene lógica, el Frente Guasu marca protagonismo. Es imposible entender la forma en que analizan las cosas. Tal vez esta falta de raciocinio lógico derivó en la expulsión de Lugo de la presidencia vía juicio político. Pero, que finalmente fue premiado con un curul en el Senado, y no solo eso, es el actual presidente del mencionado cuerpo colegiado, y, si aplicamos algo de lógica, está en la línea de sucesión y podría llegar a ser presidente de la República, porque a él no le afecta la prohibición de la reelección presidencial, según las interpretaciones luguistas.
