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ASUNCIÓN.- Durante la sesión del Senado, el liberal Blas Llano salió al paso de las presiones de sindicatos de funcionarios públicos que exigen un aumento salarial, y dijo que, si bien podría tomar una posición “cómoda y clientelista, en un año electoral, y quedarme callado o, incluso, apoyar las subas salariales a los funcionarios públicos (…) reitero mi rechazo a cualquier propuesta de utilizar los recursos del presupuesto, con intenciones electoralistas”.
En contrapartida, presentó sus propuestas:
-Dar cumplimiento irrestricto a la Ley de Responsabilidad Fiscal y las que establecen toda racionalización del gasto.
-Suspender todo tipo de nuevo endeudamiento, salvo los que se requieran para culminar las obras ya iniciadas.
-Suspender los incrementos salariales.
-Lograr la convergencia del Déficit de nuestro presupuesto, regresando al 1,5 % establecido por Ley (al menos durante los próximos 2 años)
-Controlar el uso de los bienes públicos, con mayor celo, en tiempos electorales.
“No podemos seguir viviendo en un país con ciudadanos de primera y de segunda, donde el mayor peso del mantenimiento del Estado recae sobre las espaldas de los contribuyentes que, con sus impuestos, financian un Estado obsoleto, ineficiente y prebendario”, añadió.
Llano dijo que “elevar salarios en el sector público, equivale a un doble castigo para los paraguayos y paraguayas: en primer lugar, quitarles todavía más dinero, dinero que muchas veces no tienen ni para atender lo más básico de sus necesidades y, en segunda instancia, contribuir al incremento general de los precios, en un escenario de pos pandemia y de conflictos internacionales, que han disparado la inflación y la pérdida del valor del dinero. Existe un deterioro de la calidad de vida de nuestros compatriotas”.
“Mientras la pobreza y la pobreza extrema crecen en Paraguay, no puedo olvidar a casi 700 privilegiados que están en las binacionales, que tienen salarios europeos, incluso mayores al propio Presidente de la República. Con todo lo expuesto, cualquier incremento salarial, no solamente es una medida económicamente errada, sino ética y moralmente inaceptable. Mi rechazo rotundo a cualquier intención de hacerlo”, concluyó.
