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ASUNCIÓN.- Al final, ocurrió lo que vaticinó César Barreto, exministro de Hacienda, con el Presupuesto General de la Nación (PGN) 2019: “mucha necesidad, poca plata y varias metidas de mano”, frase que se traduce en un presupuesto con un fuerte contenido político electoral.
Cuando se inició el estudio de las ampliaciones presupuestarias, antesala del tratamiento del PGN 2019, Barreto presagió que el mecanismo que se estaba implementando en el Congreso acabaría con la pretensión inicial del Ejecutivo de obtener una Ley con cifras moderadas y que prioricen la inversión física y social por encima de los gastos rígidos. Al final, el apremio electoralista generado en el Congreso terminó arrastrando al Ejecutivo, que también protegió así sus reales.
Estas prioridades de los políticos, “muchas veces, no están en línea con las prioridades del país”, dijo Barreto y agregó que “las necesidades son tantas y los recursos son escasos”.
Sobre el punto, los parlamentarios determinaron satisfacer sus objetivos políticos y electorales, aumentando el PGN, con aumentos de salarios al funcionariado funcional a sus objetivos.
El exministro sugiere un mecanismo que, a simple vista, es de imposible cumplimiento, mientras exista el componente electoralista, factor que primó en esta ocasión. Apuntó que “la elaboración del presupuesto es un proceso complejo, lo ideal sería que uno empiece de cero y rehaga todos los años, tratando de priorizar todos los programas que son más importantes desde el punto de vista de la prestación de servicios públicos para la ciudadanía”, y agregó que “en la práctica, hay compromisos que se asumen desde hace muchos años y hacen que el presupuesto tenga una alta rigidez y dificultades para poder modificar los recursos”.
Reiteró que “los cambios que se suelen realizar desde el Parlamento, son fruto de negociaciones que muchas veces no están en línea con las prioridades que se ven en el país”, admitiendo que algunos aumentos no condicen con las necesidades reales.
