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ASUNCIÓN.- La falta de decisión de Mario Ferreiro sobre la posibilidad de lanzar su candidatura a la Presidencia de la República, perjudica a la oposición ya que ningún sector sabe qué camino tomar. Mientras sigue deshojando margaritas, lo que parece demostrar el intendente de Asunción es que no quiere poner en riesgo lo conseguido hasta ahora jugándose en unas elecciones que, él mismo piensa, ya están perdidas.
No es que el hombre no esté acostumbrado a tomarse su tiempo antes de definir si se lanza o no a una contienda electoral. Ya lo hizo en el 2013 para las elecciones generales y en el 2015, para las municipales. En ambos casos decidió jugarse por el cargo con resultados dispares. En la primera fracasó y en la segunda triunfó. Pero las cosas ahora están más complicadas y es lo que hace que, hasta ahora, Ferreiro no se decida a tomar una decisión definitiva.
Es cierto que en el 2013 tampoco tenía chance, pero era su primer desafío y nadie esperaba demasiado de los resultados. Pero ahora la cosa es diferente; ya ganó las municipales, así que tiene un piso electoral que conservar. Aunque no gane en el 2018, políticamente sería un duro golpe a su figura que obtuviera menos votos que los que consiguió al ganar la intendencia de Asunción. Por si fuera poco, sería su segunda derrota consecutiva en unas elecciones nacionales, algo muy fuerte para alguien que es visto por muchos como la única alternativa válida que tiene la oposición para desalojar del gobierno al Partido Colorado.
Y por si todo lo demás fuera poco, la situación actual de la oposición es desastrosa, producto, más que nada, de la división interna que sufre el PLRA, que debería ser el buque insignia de la alianza que deberá competir en abril próximo.
Ferreiro sabe que las cosas están muy mal y que jugarse ahora por su candidatura sería arriesgar demasiado. Él sabe que las aguas corren turbias en la oposición y no está dispuesto a dejarse manejar por el oficialismo liberal, que pretende presionarle para que defina su situación, algo entendible ya que, en el caso de decidirse a competir, el intendente dejaría totalmente fuera de la cancha a su supuesto aliado, Efraín Alegre.
Si sigue mostrándose como intérprete de los vientos, lo más probable es que el intendente de Asunción comprometa su apoyo y el de su partido a Alegre, pero sin jugarse demasiado por él ya que, si pretende seguir mostrándose como un ganador, apoyar a quien –a todas luces- será de nuevo el gran derrotado de las elecciones, podría terminar por salpicarle.
