"Ojalá podamos impulsar la Ley de Paridad en Paraguay", decía hace algunos meses la ministra de la Senavitat, Soledad Núñez, acompañada de algunas pocas mujeres que incursionan en la política paraguaya.
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Mujeres en política: Siguen siendo ciudadanas de segunda

A pesar de los avances que hubo en la inclusión de las mujeres en la política paraguaya, estos son tan lentos que en la realidad, son muy pocas las que han llegado a tener protagonismo real que se haya traslucido en la ocupación de altos cargos electivos. Para el 2018, ninguna integra la chapa presidencial, ni del oficialismo ni de la oposición, y las que aspiran a gobernaciones apenas figuran como nota llamativa, sin ninguna chance.

ASUNCIÓN.- Para abril del 2018 ninguna mujer competirá por la Presidencia ni la Vicepresidencia de la República. Muy pocas son las que se presentarán a las internas partidarias de diciembre, aspirando alguna gobernación, y de ellas, la mayoría no tendrá chance de ganar.

Ni siquiera las listas para el Senado o para la Cámara de Diputados regional están encabezadas por una mujer. Salvo, claro, el caso de Desirée Masi, pero ella, junto a su marido Rafael Filizzola, es dueña del Partido Democrático Popular que es el que la vuelve a postular.

La postergación de la mujer en la política sigue siendo una dolorosa realidad en nuestro país. Quizás alguno pensará que, teniendo en cuenta el alto grado de violencia de género que aún persiste en la sociedad paraguaya, lo que ocurre en el ámbito político muy bien podría ser anecdótico, sin embargo, es el reflejo de una sociedad que se resiste a cambiar y dar al sector femenino el verdadero protagonismo que le corresponde, más aún en una sociedad acostumbrada a que, en alto número, sean las mujeres las cabezas de familia y responsables absolutas de la educación de niños y jóvenes.

Desde que la Constitución de 1992 creó la imagen de las gobernaciones departamentales, solo 3 mujeres, en todo el país, llegaron a ese cargo. La primera fue la liberal Ramona Mendoza en Concepción, durante el período 2003-2008; la segunda, la colorada María Cristina Villalba en Canindeyú, 2008-2013. Ambas son en este momento diputadas. Actualmente, la única gobernadora es la colorada Marlene Ocampos, del Alto Paraguay, quien también se postula a diputada por su departamento para el siguiente período.

En el Parlamento también la situación de la mujer es extremadamente precaria. De 45 senadores, solamente 9 son mujeres; y de 80 diputados, 12 fueron electas y ahora hay 11, luego de la renuncia de Karina Rodríguez, de Avanza País.

Lo más grave es que las mismas mujeres que llegan a cargos electivos son las primeras traidoras de su causa de género, puesto que para sobrevivir en un mundo manejado por hombres, se adaptan a sus reglas y olvidan una de sus principales banderas, la de la igualdad de género y oportunidades.

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