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REINO UNIDO.- Este martes, a las 2:30 hora local, murió Alfie Evans, el niño que luchó por su vida en contra de las leyes de ese país.
El pasado lunes 23 de abril, Alfie fue desconectado, en contra de la voluntad de sus padres, de las máquinas que lo mantenían con vida. Los médicos declaraban que “no había cura médica” para su condición ya que sufría de una enfermedad degenerativa irreversible.
Según los especialistas, el bebé no sobreviviría más que unos pocos minutos sin la asistencia artificial, sin embargo, continuó respirando por sus propios medios más de 4 días.
El gobierno italiano le otorgó, en tiempo récord, la nacionalidad para facilitar su traslado a un hospital gestionado por el Vaticano, que se dijo dispuesto a acogerlo; sin embargo, la justicia británica rechazó el último recurso que presentaron sus padres James y Thomas Evans.
Con esta decisión se puso fin a la batalla judicial entre los padres de Alfie y el equipo médico del hospital Alder Hey ubicado en el noroeste de Inglaterra donde el pequeño estaba internado desde diciembre del 2016. El centro británico en el que se encontraba hospitalizado consideraba que proporcionarle más asistencia médica sería no solo “inútil”, sino “cruel e inhumano”.
