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PEKÍN.-Andy Murray avisaba en la previa del torneo de Pekín que su siguiente objetivo en el tenis, una vez ha ganado en Wimbledon y en el US Open, y ha alcanzado las finales del Open de Australia y de Roland Garros, además de colgarse por dos veces el oro olímpico, es ser número 1. El escocés va camino de serlo en una temporada 2016 para enmarcar. Si no estuviera un coloso como Novak Djokovic, Murray hace tiempo que estaría en lo más alto. Lo volvió a demostrar ayer, colándose en la final del Open 500 de la capital china tras derrotar a David Ferrer por 6-2 y 6-3.
El alicantino ya había cedido en 13 de los 19 precedentes. Sin embargo, el partido empezó con un ‘break’ de Ferrer, que le daba una ventaja de 1-2 y saque. A partir de entonces, el primer favorito del cuadro encadenó cinco juegos que le dieron la manga inicial.
El discípulo de Paco Fogués lo siguió intentando en el segundo set con una segunda rotura. Pero Murray no se dejó sorprender y aparecerá mañana en la novena final de la presente campaña. Ferrer emprende ahora viaje a Shanghái, donde empieza el penúltimo Masters 1.000 del calendario. Murray espera en la final a Girgor Dimitrov, que aprovechó la retirada por lesión de Milos Raonic. El canadiense se lesionó el tobillo en los cuartos con Pablo Carreño.
