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ASUNCIÓN.- A lo largo de los muchos años que ocupa una banca en el Congreso, Lilian Samaniego siempre mostró una ambición desmedida y una falta de respeto total a las normas vigentes, si estas no respondían a sus intereses.
Ahora volvió a aplicar el mismo procedimiento. Cómo líder de la bancada independiente (ex Fuerza Republicana, abdista) evitó que las negociaciones encabezadas por el vicepresidente electo, Pedro Alliana, tuvieran éxito porque Honor Colorado insistía en apoyar a Silvio Ovelar y no a ella, y su único objetivo era ser designada presidenta del Senado y el Congreso; “la primera mujer” como tanto le gusta decir.
Aunque para los medios insiste en que la decisión de su bancada es que cualquiera de los 8 miembros sea electo presidente, lo cierto es que su objetivo es que la elección recaiga sobre ella.
“En esa ocasión creemos que debe ser uno de los ocho de la bancada independiente. Hay diálogo permanente con la multibancada para tener los votos”, afirmó, mostrando también su venalidad, puesto que no tiene ningún problema en menospreciar al bloque colorado y coquetear con la oposición.
Respondiendo a Juan Carlos Galaverna, quien había señalado que siente vergüenza de que Samaniego sea colorada, respondió que “no voy a entrar en el descredito, pero le digo que la Presidencia del Senado es un lugar de respeto. Nosotros estamos ejercitando nuestro derecho, no entramos a descalificar a nadie y menos a una persona que ya se está yendo”.
