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Nicanor decepciona al arriar bandera a cambio del “zoquete”

Nicanor Duarte Frutos había recuperado el perfil de líder político y pieza importante en la tarea de reordenar la situación en su partido, pero todo eso queda en serio

Nicanor Duarte Frutos, senador electo.
Nicanor Duarte Frutos, senador electo.

entredicho, si no en la nada, tras renunciar en la práctica a sus legítimos derechos y defraudar a quienes lo votaron, a cambio de la dirección de la EBY. Su promesa de no descansar hasta que su banca fuera respetada, quedó en la nada.

ASUNCIÓN.- No hace un mes cuando se puso frente a cientos de seguidores suyos que siguieron desde la plaza la sesión preparatoria del Senado en la que él debía haber jurado, pero en su lugar, lo hizo Mirta Gusinky, quien usurpó la banca que le correspondía legal y legítimamente a Nicanor.

En ese momento prometió que no descansaría hasta asumir como senador, para honrar los votos que obtuvo en las elecciones de abril pasado, y respetar la voluntad popular que quiso verlo como integrante de la Cámara Alta. Decía en ese tiempo que debía terminar en el Paraguay la vendetta política con la que se castigaba a los rivales privándolos de sus legítimos derechos. Aseguraba que impedir que tanto él como Horacio Cartes pudieran asumir en sus bancas no era más que eso, una vendetta de la gente de la oposición.

Si bien había mantenido un perfil bastante bajo durante 10 años, desde que reapareció a fines del año pasado, Nicanor había ido recuperando el perfil de líder político que lo había caracterizado en el pasado. Es más, se convirtió en una pieza importante para el reordenamiento interno del Partido Colorado. Fue justamente este liderazgo el que le permitió ubicarse en un buen lugar en la lista de candidatos colorados al Senado en las internas de diciembre y ser elegido para el cargo en abril.

Firme y convincente, no se lo vio en ningún instante amilanado o dudoso sobre lo que le correspondía por derecho. Parecía que, esta vez, estaba decidido a ocupar la banca para la cual fue habilitado por la Corte, electo por el pueblo y proclamado por la Justicia Electoral.

Pero todo esto se fue al mazo ni bien el presidente electo, Mario Abdo Benítez, le ofreció la Dirección paraguaya en la Hidroeléctrica Yacyretá. No dudó ni un segundo; tiró la toalla y dijo que aceptaba la oferta. Si bien sigue repitiendo como cantaleta que, si le llaman, jurará como senador, su tonito ya no convence a nadie. Ahora no puede evitar que se lo vea como un vulgar “zoquetero”.

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