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Un análisis de profundidad del ministro José Molinas, de la Secretaría Técnica de Planificación (STP), de los últimos datos sobre los niveles de Pobreza Moderada y Pobreza Extrema llevan a la conclusión que no debe ser tomado “como algo calamitoso”, porque la tendencia sigue siendo la reducción de la pobreza. En ese sentido, mencionó que entre el 2011 y el 2016, en porcentajes de pobreza extrema, Paraguay pasó del 11,8% al 5,7%, lo que representa una reducción del 51%, muy superior a los Objetivos del Milenio. Reiteró que precios internacionales del sésamo, ajustes económicos de Argentina y lluvias continuas en 2016 afectaron la agricultura familiar y colaboraron para el crecimiento de la pobreza.
ASUNCIÓN.- El ministro de la Secretaría Técnica de Planificación (STP), José Molinas, consideró que el aumento de los índices de pobreza del 5,3% al 5,7% no debe ser tomado como algo calamitoso. Aclaró que si bien se dio un crecimiento de la pobreza en el lapso de un año, el período de referencia de la medición debe ser mucho más largo.
Explicó que el análisis no se debe realizar tal como lo hacen algunos medios de prensa para magnificar los resultados de la encuesta de 2016. Apuntó Molinas que “el periodo de referencia no es de un año; es un periodo más largo. Para tener una idea, cuando el mundo se pone objetivos sobre pobreza, y sobre todo de pobreza extrema, lo hace en periodos de 25 años como se fijó en desarrollo del milenio o de 15 años como fue en objetivos de desarrollo sostenible”.
Sobre esa base destacó el funcionario que “la tendencia en los últimos cinco años, vemos que en pobreza extrema Paraguay pasó de 11,8 (2011) al 5,7 (2016) y eso representa una reducción de la pobreza extrema del 51%, que es altísimo, quizás una de las más altas en la Región y quizás a nivel mundial” y agregó luego que “para tener una idea comparativa, los Objetivos de Desarrollo del Milenio de ONU se planteaba una reducción del 50% la pobreza extrema para el 2015 en relación al nivel prevaleciente en 1990, un periodo de 25 años y el país lo consiguió en cinco años”.
No obstante, reconoció que dichas cifras no son suficientes e insistió en que el gobierno y la sociedad civil deben unir fuerzas para terminar con este flagelo definitivamente “este es un tema sensible y esa sensibilidad debería traducirse en una prioridad para el gobierno, que lo es, y también para toda la sociedad”. Aclaró que “estamos en la dirección correcta, por más que los números nos digan que de 5,4% a 5,7% en pobreza extrema”.
COYUNTURA
Varios condicionamientos presionaron sobre la clase más vulnerable que forzaron el crecimiento de los niveles de pobreza moderada y pobreza extrema.
“En 2016 fue un año terrible para la agricultura familiar, el sésamo, y la mandioca sufrieron críticos descensos de precios, el maíz no fue alternativa muy atractiva tampoco”, dijo Molinas.
Agravó la situación la reacción de la naturaleza con el fenómeno El Niño con extensos periodos de lluvia que afecto a algunos productos, “como el sésamo y otros productos de la agricultura familiar, estas condicionantes generan volatilidad de precios. Ahora se recuperaron en alguna medida estos precios agrícolas”.
La política de estabilidad de Argentina generó un aumento de precios de la canasta alimenticia, “y algunos componentes se importan de ahí y tuvo una presión del 15% de la canasta y las frutas y verduras subieron el 30% y los alimentos de la canasta de la línea de pobreza subieron cuatro veces más que el periodo anterior y eso afectó a los informales, cuentapropistas de sector urbano”, culminó el ministro Molinas.
