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Fernando Lugo Méndez, ex presidente de la República y actual senador, parece haber perdido la poca razón que le quedaba. Sigue insistiendo en que, como expresidente, está habilitado para volver a postularse a la Presidencia de la República, pero ahora dice que él, y sólo él, tiene ese beneficio. Su argumento es que la Constitución prohíbe la reelección para quien está en el ejercicio del poder, algo tan traído de los pelos que ya agota seguir justificando.
ASUNCIÓN.- La única explicación para la decisión de seguir dando espacio a Lugo y los luguistas para que lancen su absurda teoría de que la Constitución lo habilita para volver a ser presidente de la República es que los medios han decidido tomarlo en joda; de lo contrario es inentendible que este delirio siga formando parte de las noticias.
Ayer dijo que solamente él está habilitado para ser reelecto. Una cosa es que, como cura, se haya sentido representante de Dios en la tierra, pero otra muy diferente pensar que él mismo es un dios. Así se siente y, lo peor, sus seguidores, tanto o más delirantes que él mismo, le dicen que tiene razón.
La absurda interpretación del luguismo sobre el artículo constitucional que prohíbe la reelección presidencial es que el texto habla solamente de quien esté en el ejercicio de la Presidencia y no de quienes ya hayan dejado el cargo. Eso quiere decir que el único inhabilitado es Horacio Cartes, y todo el resto puede volver a postularse, incluyendo a Nicanor Duarte Frutos, Juan Carlos Wasmosy y Luis Ángel González Macchi, aunque los dos últimos habían dicho hace tiempo que no tienen interés en hacerlo, pero Nicanor sí, aunque ni siquiera él interpreta de esa manera el texto constitucional.
Lo gracioso es que ahora Lugo dice que solamente él está habilitado, como si hasta como expresidente tuviera un status diferente, con lo cual ni siquiera Duarte Frutos podría volver a postularse. El exobispo está convencido de que el Tribunal Superior de Justicia Electoral y la Corte Suprema de Justicia permitirá su candidatura en el caso de que algún sector pretenda inhabilitarla. Por las dudas, ya lanzó una velada amenaza de que nadie se animaría a impedir una candidatura que tiene tanto apoyo popular, como si ese apoyo habilita a alguien a estar sobre la Constitución y las leyes.
