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BRASILIA.- Quizás por vergüenza política, la Cámara de Diputados de Brasil decidió postergar hasta el próximo martes la votación de la “ley contra la corrupción”, que en realidad tiene como única función real amnistiar a los parlamentarios por las graves “irregularidades” cometidas en nombre de la financiación de sus campañas electorales. Se trata de fondos recibidos en concepto de “contribución” de empresas privadas y de personas, que no fueron declarados a la Justicia. La aprobación de esa norma significará perdonar a los partidos y legisladores por el uso discrecional del dinero que alimentaba la llamada “caja dos”.
La mayor parte de esos “aportes” privados y no declarados tuvo, como destino, las cuentas abiertas en el exterior por un gran número de congresistas. Esta “amnistía” de los delitos pasados fue arreglada por líderes del oficialismo. Y luego se plegó buena parte de la oposición, con dos excepciones: el socialista PSOL y Red Solidaria de Marina Silva.
Si llega a aprobarse, como está previsto el martes próximo el texto de esa ley, pueden quedar legalmente anulados los procesos conocidos como Mensalao y Lava Jato. Estos se encajaron, precisamente, dentro de ese esquema de “caja dos”, que dejaría de ser corrupción en el pasado y sería corrupción a partir de ahora. Es decir, finaliza la investigación por enormes escándalos de corrupción.
