Un desequilibrado Paraguayo Cubas intentó evitar la realización de la sesión extraordinaria del Senado.Un desequilibrado Paraguayo Cubas intentó evitar la realización de la sesión extraordinaria del Senado.
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Un psicópata obstruye la sesión del Senado

Es tanta la degradación institucional que carcome nuestra democracia, que cualquier tilingo impide que un organismo del Estado funcione normalmente. Es el caso del senador Paraguayo Cubas, de larga “trayectoria” en materia de atropellos, cuyos pares ahora pagan la displicencia con la que procedieron en casos anteriores protagonizados por este personaje, desesperado por lograr la atención de la prensa, que tontamente se presta al juego. El problema es que el Senado no respeta el Estado de Derecho ni se respeta a sí mismo. Las consecuencias están a la vista.

ASUNCIÓN.- Como si no fuera bastante el lamentable nivel de nuestro Parlamento, ahora tenemos que aguantar la vergüenza de que sus integrantes hagan espectáculos absurdos y más propios de trabajadores de la calle que de legisladores. Los senadores decidieron dejar sin quórum la sesión ordinaria, lo que hizo que Paraguayo Cubas se resistiera al inicio de una extraordinaria si el presidente Silvio Ovelar no establecía una multa de 10 millones de guaraníes para los raboneros.

Llegado el momento, el presidente intentó iniciar la sesión extraordinaria, pero Cubas se lo impidió, poniéndose en frente a la mesa y amenazando con volver a quemar el Congreso si es que no se establecía la multa para los raboneros. Ante esta patoteada, Ovelar decidió levantar también la sesión extra y convocar a una reunión entre los senadores, sacando de la sala a periodistas, funcionarios y guardias de seguridad.

Su idea era mantener una reunión, destacando la bochornosa situación, nunca antes vista en el Congreso paraguayo. Sin embargo, la presión de los demás presentes hizo que, finalmente, decidiera iniciar la extraordinaria. Cubas intentó volver a patotearle poniéndose frente a él, pero el presidente lo ignoró y así consiguió que, finalmente, el esteño fuera hasta su banca.

Las agresiones de Cubas a sus colegas van en aumento y no será raro que en cualquier momento se llegue a los puños, posiblemente no él sino alguno de los que se sienta agredido. Ayer ya hubo un atisbo de esto cuando el pedepista Pedro Santa Cruz le dio un “akapete”, a lo que no reaccionó porque, dijo, respetaba la mala situación de salud de su colega.

Fue llamativa la actitud de Ovelar, presidente de la cámara, quien se vio totalmente sobrepasado por la prepotencia de su colega, que le exigió el levantamiento de la sesión. Cuando los demás se lo reclamaron, el añetete dijo que “no puedo hacer uso de la fuerza”. Finalmente, consiguió que primara, aunque sea un poco, la razón.

Pero esto tiene hasta algo de lógica. El fondo de este problema es que el Senado ha demostrado claramente que le hace pito catalán a la institucionalidad, faltando el respeto al Estado de Derecho. Prueba de ello es que sigue manteniendo en su seno a dos integrantes truchos, que usurpan bancas que les corresponden a otras personas, y así se expone a que todas las decisiones adoptadas por el colegiado puedan ser atacadas de inconstitucionalidad en un futuro no muy lejano. Las consecuencias de tanto libertinaje están a la vista.

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