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La posibilidad de que nuestro país sea una de las sedes del Mundial 2030 es positiva por donde se la mire. Aunque algunos disidentes y efrainistas digan que la noticia no es más que parte del proselitismo de la campaña del oficialismo colorado, es absurdo pensar que un torneo de esta importancia en casa no pueda beneficiarnos. Los que critican son esos que se alimentan de las malas noticias y solo saben infundir pesimismo.
ASUNCIÓN.- Paraguay, Uruguay y Argentina pelearán por que el Mundial del 2030 se realice en la región. La noticia despertó el entusiasmo de representantes de todos los sectores locales, que ven en ella la posibilidad de grandes beneficios económicos para el país, no solamente por la cantidad de visitantes sino porque nos colocará en la vidriera de la comunidad internacional.
En el supuesto caso de que solo se hubiera visto esta posibilidad como parte del proselitismo del oficialismo colorado, pues bien, que viva esta clase de proselitismo que, finalmente, nos beneficiará a todos, sin importar al sector al que pertenezcamos.
Teniendo en cuenta que faltan 12 años para el evento, esto dará posibilidad a los gobiernos que sucedan a este a realizar las obras de infraestructura necesarias para la realización de este evento, lo cual, finalmente, resultará en beneficio para todo el país.
Ni bien se supo de las conversaciones que están teniendo los gobiernos de los 3 países, la reacción local fue de entusiasmo puesto que los beneficios serían incontables. Pero no podían faltar algunos, pocos por suerte, que vieron en esto un elemento más para criticar al gobierno de Horacio Cartes, con el cuento de que no es más que una cortina de humo para distraer la atención de otros temas, y que forma parte de la campaña del precandidato de Honor Colorado a la Presidencia de la República, Santiago Peña.
Hasta se podría decir que es entendible esta actitud porque proviene de gente que vive y tiene protagonismo solamente a través de las malas noticias. Cuando peor le vaya al país, mejor para estos personajes que se nutren de la desgracia para tener espacios en los medios de comunicación.
Además, no pueden soportar que el gobierno de Cartes elabore estrategias que beneficien el país hasta mucho después de que termine su mandato, lo que, en realidad, debiera hacer cualquier presidente, siempre y cuando tuviera una visión de estadista de la que estos políticos carecen.
