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El sacerdote argentino, Carlos Ibáñez, aparentemente recibió la “bendición” tanto de la Iglesia Católica como de la Fiscalía. Los obispos en especial miembros de la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP) se convirtieron en cómplices al guardar un sepulcral silencio, mientras que los agentes del Ministerio Público, no investigan tanto los abusos como así también la falsificación de documentos, como título universitario, entre otros.
ASUNCIÓN.- El sacerdote argentino Carlos Richard Ibáñez, acusado de abuso sexual de menores en su país, fue detenido en Paraguay en 1997 por la Interpol. Según su expediente, fue acusado de haber mantenido “relaciones homosexuales con varios menores, algunos de los cuales se habrían contagiado de sífilis”. Los hechos se registraron en la diócesis de Villa María, Córdoba.
El religioso Argentino vino al Paraguay y estuvo aquí con una identidad falsa, hasta que fue capturado por la Policía. La Justicia rechazó su extradición “por defecto de forma”. Sin embargo, seguía ejerciendo su ministerio. Actualmente, una comisión designada por el arzobispo de Asunción investiga si el religioso cometió delitos aquí en Paraguay, pero se realiza con mucho hermetismo y camina hacia el famoso oparei.
“PASTORCITOS MENTIROSOS”
Los obispos, nucleados en la Conferencia Episcopal Paraguaya, se han convertido en “Pastorcitos Mentirosos”. Prometieron investigar las denuncias contra clérigos sobre abuso sexual a menores y sancionar severamente a los responsables, pero hasta ahora ningún sacerdote está preso.
Luego de una asamblea, que no dieron a conocer a la prensa, los obispos del Paraguay hicieron público el pasado 5 de mayo un comunicado en el que expresan sentir un “inmenso dolor por el escándalo” de clérigos que han causado graves consecuencias en personas vulnerables. El documento se refiere a los últimos hechos que involucraron a sacerdotes (de los Oblatos de María) y en especial al caso de Carlos Ibáñez, quien estando suspendido en su ministerio, ingresó clandestinamente al Paraguay y ejerció aquí el sacerdocio, sin estar incardinado en ninguna Diócesis.
“Rechazamos la acusación de encubrimiento de los hechos y reafirmamos nuestro compromiso con la verdad, la transparencia y la acción firme. Por eso, proseguiremos con las oportunas investigaciones, según las prescripciones previstas en el Protocolo para investigar denuncias contra clérigos sobre abuso sexual de menores (julio 2015) hasta que se diluciden los casos y los que resulten culpables sean severamente sancionados como corresponde”, expresa el documento.
FALSIFICÓ DOCUMENTOS
El arzobispo de Asunción, Edmundo Valenzuela, recuerda que el padre Ibáñez ha sido suspendido “a divinis” (de todo ejercicio sacerdotal), por su entonces obispo, monseñor Alfredo Guillermo Disandro, por delitos graves contra menores, invitándolo a que se preste a las investigaciones. Sin embargo, vino al Paraguay, cayó preso y fue remitido a Tacumbú y luego sobreseído al no poder ser extraditado a Argentina.
Según monseñor Valenzuela, a su salida de la cárcel, falsificó documentos eclesiales y civiles. “Engañó al clero y a los feligreses haciéndose pasar por verdadero sacerdote. Muchos lo conocían, pero ignoraban su suspensión canónica y sus antecedentes. Debido a la buena fe de algunos sacerdotes lo han invitado para celebraciones sacramentales en diversos lugares”, señala el obispo.
