Así luce la Iglesia de San Ignacio, en las fiestas de aniversario de la ciudad.
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San Ignacio, una población gravitante de las antiguas reducciones jesuíticas

La ciudad de San Ignacio cumplió 408 años de fundación. El 29 de diciembre de 1609 fue creada y adjudicada a los sacerdotes jesuitas Marcial de Lorenzana, Francisco de San Martín y al Cacique Arapysandú. Un año después los jesuitas se establecieron oficialmente en la comunidad y la denominan “San Ignacio Guazú” para ser distinguida de “San Ignacio Miní”, ubicada en la provincia de Misiones, Argentina.

SAN IGNACIO (Dpto. de Misiones).- Esta ciudad es la de mayor movimiento y más poblada en este departamento. Sin embargo, no es considerada como la más importante, porque la capital departamental es San Juan Bautista.

San Ignacio se encuentra ubicada al sur a 224 Km de Asunción. Cuenta con aproximadamente 28.000 habitantes. En el año 1609, el padre Roque González de Santa Cruz (hoy santo paraguayo) organizó la fundación y la convirtió en el centro de las reducciones jesuíticas de las Misiones en el Paraguay.

De este pueblo partieron los jesuitas a fundar otros pueblos: Santa Rosa, Santiago, Santa María, San Cosme y Damián, incluso Encarnación y otras localidades.

Debido a su privilegiada situación geográfica, desde su fundación se constituyó en una población gravitante de las antiguas reducciones jesuíticas, enmarcadas por su posición con tierra fértil, praderas exuberantes, numerosos arroyos que le proporciona un clima agradable, atractivos para los visitantes.

La población se ha caracterizado siempre por ser pujante, con un centro comercial completo, bancos, financieras, casas de cambio, supermercados, hoteles, restaurantes, estaciones de servicios, farmacias, hospitales, transportes nacionales e internacionales, entre otros.

Pero volviendo a la historia de esta ciudad, vale recordar que a mediados de 1609, el cacique Arapysandú, con otros caciques, se presentaron ante el Gobernador Hernandarias a solicitar sacerdotes para la región del Paraná donde estos residían, este se lo solicitó al obispo y como no había clérigos disponibles se conversó con el padre Torres de la Compañía de Jesús y este nombró a Marcial de Lorenzana y Francisco de San Martín para esta responsabilidad.

Así el 16 de diciembre de 1609 los jesuitas y caciques guaraníes salieron de Asunción para dirigirse al sur, se sabe que llegaron por Yaguarón donde el presbítero Fernando de la Cueva se sumó a la expedición, con unos guaraníes que ya eran cristianos. Llegaron al lugar de asentamiento de Arapysandú, al que se sumaron nueve caciques de aldeas vecinas, es entonces que se celebra la primera misa que se toma como punto de fundación de esta Reducción.

Hoy casi no se observan restos de las construcciones originales, posee la colección más representativa en cuanto a imágenes y tallas religiosas de gran valor. El Museo Diocesano, organizado en cuatro salas, guarda objetos de extraordinario valor cultural.

Asimismo conserva las imágenes talladas en maderas policromadas, mapas de la primera Misión Jesuítica Guaraní del Paraguay, fotografías de la Iglesia original y una carta escrita por el Rey Felipe IV en 1635.

Imposible ignorar a Tañarandy

SAN IGNACIO.- Hablar de esta ciudad, de su riqueza cultural y no mencionar a Tañarandy sería un sacrilegio. Es el sitio de celebración más llamativa de Semana Santa. La tradicional fiesta artística en esta compañía ignaciana se concentra en cada Viernes Santo, con la presencia de unas 5.000 personas.

De varios puntos del país y desde el extranjero llegan hasta Tañarandy para el acto central con toda la caracterización religiosa. Hace 25 años, que el artista Koki Ruíz ofrece su terreno privado para acoger a todos los que deseen revivir parte de la historia de Jesús, logrando de esa forma fusionar el arte expuesto de diferentes maneras con la religión en esencia. Esta actividad cada año reúne a más fieles en medio de una “pelea” por aplicar mejoras edilicias en el lugar.

En la belleza mezclada entre la fe y el arte, se logra aglomerar a miles de personas que desde el miércoles hasta el Viernes Santo, se deleitan con la belleza de cuadros vivientes y la historia misma de Cristo.

Cada año la exposición es cambiada y en este 2017 fue una recordación a los 250 años de la expulsión de los Jesuitas del Paraguay.

Tañarandy cuenta con una población de apenas 250 familias. Frente a cada hogar hay un letrero que indica el apellido y la profesión del padre de familia, en algunos casos pintadas en las paredes las actividades desarrolladas en esas viviendas.

En el templo, el centro de salud y otros edificios se pueden apreciar murales y “ventanas falsas” (pintadas), que expresan la capacidad artística de los lugareños.

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