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Las centrales sindicales brasileñas rechazaron el anuncio sobre la reforma previsional del gobierno de Jair Bolsonaro, que estipula una suba de las edades mínimas para cobrar el beneficio de la jubilación: 65 años para los hombres y 62 para las mujeres. Hoy esos umbrales están en 60 y 55 años, pese a que en el régimen de Brasil no hay edades fijas. El presidente dijo que la reforma no es grata, pero si no se cambia el sistema actual el país quebrará en tres o cuatro años.
BRASILIA.- “Esta reforma es peor que la presentada por el gobierno de Michel Temer”, se quejó el jefe de la Central Única de Trabajadores (CUT), Vagner Freitas, mientras que Fuerza Sindical sostuvo que se deberá trabajar diez años más que ahora.
El proyecto presentado por el presidente Jair Bolsonaro será detallado este jueves, cuando se envíe la enmienda constitucional para modificar el régimen previsional al Congreso. Se busca incluir el modelo de capitalización, como el que rige en Chile o el que estuvo en vigor en Argentina con las AFJP.
El gobierno espera reducir un tercio del déficit previsional. “Esta reforma obligará a los futuros trabajadores a trabajar más 45 años para cobrar el 100% de su jubilación”, asegura Miguel Torres, de la segunda central sindical del país.
Actualmente, la jubilación se otorga por una mezcla de edad y de años de aportes, que giran en torno a los 30. Pero en muchos casos se accede a una jubilación con solo 15 o 20 periodos de contribución, algo que explica en gran medida el agujero fiscal y previsional
Para adoptar definitivamente el nuevo régimen habrá un periodo de transición de 12 años. La ley es considerada clave para que el Ejecutivo pueda ahorrar un tercio del déficit del Instituto Nacional del Sistema Social (INSS).
En la actualidad, la normativa permite a las mujeres jubilarse con 30 años de tributos y a los hombres con 35, sin que exista ningún límite de edad. Por esto, hay casos en los que personas con 50 años se retiran.
Los empleados públicos tienen un sistema de privilegio, que les facilita acceder a una jubilación que es 8 veces más alta que la del sector privado. Los militares, aportan menos de la mitad que cualquier otro empleado y sus hijas solteras siguen cobrando el beneficio tras la muerte del padre.
