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ASUNCIÓN. Los escándalos en los que están directamente involucrados el jefe del Gabinete Civil de la Presidencia, Juan Ernesto Villamayor, y el ministro de Obras Públicas, Arnoldo Wiens, por claros hechos de corrupción, hacen tambalear al gobierno de Mario Abdo Benítez.

Uno es el “eje político”, el otro “el buque insignia” del gobierno. Ambos están involucrados en graves hechos de corrupción, según las denuncias ventiladas últimamente y que, hasta ahora, no han merecido ni una sola respuesta del presidente de la República.

Villamayor es hoy interpelado en Diputados por la “transa fallida” con PDVSA, que contemplaba una comisión de 96 millones de dólares para un abogado, presuntamente contratado por la petrolera venezolana. El punto fundamental que el jefe del Gabinete deberá responder es por qué hay tantas contradicciones entre lo que él explica y lo que asegura la que debía ser la contraparte del gobierno interino de Juan Guaidó.

Wiens, por su parte, está en el ojo de la tormenta desde que se conoció el altísimo costo de la pasarela construida en la avenida Ñu Guasu, de 20 millones de dólares, cuando que, según el Círculo de Ingenieros, no podía costar más de 500 mil dólares. Aunque en una conferencia de prensa, el expastor presumió de actuar con transparencia y que no se prestaba a negociados “ni si se lo pedía el Papa”, hay cada vez más elementos que demuestran que en el MOPC se amañan licitaciones y se sobrefacturan los montos de las obras.

Desde la época de la campaña electoral, Villamayor fue un fuerte sostén político del presidente. Y Wiens se pintaba como su sucesor para el 2023. Así que nadie puede negar que son los pilares fundamentales de su gobierno, lo que, posiblemente, es lo que hace que Abdo Benítez se resista a hablar de las denuncias en contra de ambos, lo que también podría significar que los mantendrá en su primer anillo contra viento y marea, aunque eso desgaste mucho su figura de cara a la ciudadanía.