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Desde que Michel Temer, asumió como presidente interino de Brasil, los problemas en sus 20 días de gobierno no lo han dejado tranquilo. Mientras seguían los rebotes del caso Fabiano Silveira, que se resolvió no con su despido sino por la vía de su renuncia, otros dos hechos convirtieron el paisaje político una peligrosa ciénaga. Luiz Carlos Trabucco, presidente de Bradesco, fue incriminado por asociación ilícita, tráfico de influencias y lavado de dinero.
BRASILIA.- El presidente del banco Bradesco Carlos Trabucco, la primera institución financiera privada del país, fue incriminado por la Policía Federal brasileña por asociación ilícita, corrupción activa y pasiva, tráfico de influencias y lavado de dinero.
Trabucco, es un hombre salido del corazón mismo de las finanzas, que en enero de 2015 cuando Dilma iniciaba su segundo mandato recomendó, y de hecho encaramó al poder, al exministro de Hacienda Joaquim Levy -también exfuncionario del Bradesco-quien actuó a lo largo del primer año de gestión de la presidenta.
A este episodio altamente conflictivo se le viene a sumar otro, que promete ampliar los nubarrones. El empresario Marcelo Odebrecht, preso en un penal de Curitiba desde el 19 de mayo de 2015, firmó un acuerdo de delación premiada con los fiscales del caso Lava Jato, que maneja el juez paranaense Sergio Moro, para contar todo lo que sabe sobre las coimas que corrieron en Petrobras.
El pacto obliga a Odebrecht de la mayor constructora brasileña a entregar todas las informaciones sobre las “contribuciones” a las grandes campañas electorales. Están dentro del mismo baile la agrupación que ahora gobierna: Partido del Movimiento Democrático de Brasil (PMDB), su nuevo aliado político, el exopositor Partido de la Socialdemocracia de Brasil (PSDB) y su antiguo y ahora exsocio, el Partido de los Trabajadores. Estas tres organizaciones, que se han turnado en el poder desde el retorno a la democracia, deben poner sus barbas en remojo: todas ellas sin excepción recibieron fondos “turbios” para financiar sus elecciones, sea para intendente, gobernador, diputado, senador o presidente de la República.
Y no hablar de aquellas agrupaciones que formaron parte del “coro griego” en distintos momentos del drama. A Odebrecht, la delación le sirve para sacar a su empresa de la parálisis. A partir de sus revelaciones, que ya comenzaron, la compañía podrá volver a operar en las licitaciones, al tiempo que retornará al mercado financiero, lo que le permitirá tomar créditos bancarios y subsanar las dificultades derivadas del proceso por corrupción en la petrolera estatal.
Quien sentirá el cimbronazo no será solo la clase política. El presidente interino Temer duda ya de su futuro. Desde que asumió no tiene días de paz, ni interior ni exterior. El episodio con Silveira, su exministro de Transparencia, no podría ser más sintomático del conjunto gubernamental.
Silveira será investigado ahora por el Consejo Nacional de Justicia (CNJ), organismo en el que se desempeña como consejero. Lo que el CNJ quiere saber es si usó su cargo en ese organismo para “favorecer intereses privados”, tal como queda revelado en un diálogo grabado entre el titular del Senado, Renan Claheiros y su amigo lobista Sergio Machado.
Lo de Trabucco tiene que ver con otro esquema delictivo, saltó también por la misma época del Lava Jato. Se trata de coimas recibidas por los consejeros del Consejo de Administración de Ingresos Fiscales. Ese organismo tiene como misión velar por el pago de deudas tributarias acumuladas por las grandes empresas.
Brasil anunció a su nuevo ministro de Transparencia
El gobierno interino de Brasil designó como nuevo ministro de Transparencia a Torquato Jardim, un respetado jurista que sustituirá a Fabiano Silveira, quien dimitió tras veinte días en el cargo en medio de un escándalo.
Jardim, de 66 años, fue miembro del Superior Tribunal Electoral, está especializado en esa área del derecho constitucional y asumirá su cargo este jueves, según confirmaron fuentes oficiales.
El nuevo ministro ocupará la vacante abierta por la dimisión de Silveira, quien dejó el cargo en medio de un escándalo provocado por la difusión de un audio en el que criticaba la investigación sobre la red de corrupción que operó en la estatal Petrobras y hasta daba consejos a algunos de los sospechosos.
El presidente interino, Michel Temer, quien desde el 12 de mayo sustituye a la mandataria Dilma Rousseff, suspendida temporalmente de sus funciones para responder a un juicio político, todavía no ha comentado en público la renuncia de Silveira, el segundo ministro que pierde en las tres semanas que lleva en el poder.
