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MILÁN. “El transporte público sigue funcionando, hay muchas personas en las calles y todavía hay cenas o fiestas en los hoteles. No sé qué están pensando”, criticó sin vueltas a su llegada a esta ciudad el vicepresidente de la Cruz Roja china, Sun Shuopeng.
El especialista arribó a la capital de Lombardía, la más castigada de Italia, bajo el aura de haber sido el “actor clave en la coordinación de las brutales —pero altamente efectivas— medidas de aislamientos impuestas en Wuhan (China), el corazón de la pandemia del coronavirus”, donde hoy se habla que lo peor quedó atrás.
“Hay que detener todas las actividades económicas. Hay que detener las interacciones sociales que normalmente nos gustan. Toda la gente debería quedarse en cuarentena en sus casas”, insistió Sun.
Las declaraciones del especialista son difíciles de rebatir. Hace un mes, Italia anunciaba sus primeros casos de coronavirus. Hoy, treinta y un días después viven un infierno: 4.825 muertos por Covid-19 y 53.578 casos confirmados de coronavirus.
“En este momento necesitamos detener toda actividad económica y debemos detener la movilidad de las personas”, reiteró Sun.
“En la ciudad de Wuhan, después de un mes desde la adopción de la política de bloqueo, vemos una tendencia decreciente desde el pico de la enfermedad. Aquí en Milán, la zona más afectada por el Covid-19, no hay un bloqueo muy estricto. Necesitamos que todos los ciudadanos participen en la lucha contra el Covid-19 y sigan esta política”, finalizó.
Coincidentemente, el presidente de Italia, Giuseppe Conti anunció hoy la paralización de todas las actividades no esenciales hasta el próximo 3 de abril. Seguirán operando supermercados, farmacias y parafarmacias.
