ADN Digital
Artículos relacionados
El presidente electo del PLRA, Efraín Alegre, pretende una concertación política para competir en las generales del 2018 con la disidencia colorada y el luguismo, además de otros partidos menores. El problema está en que en esos dos sectores sus cabezas pretenden la candidatura a la Presidencia de la República, algo a lo que también aspira el liberal.
ASUNCIÓN.- Muchos caciques y ningún indio hay en la concertación que pretende encabezar Alegre de cara a la Presidencia de la República. Con la elección del principal disidente liberal se rompió una hegemonía de 11 años del llanismo en la conducción partidaria y se movió el tablero político criollo, aunque las consecuencias iremos viendo con el correr de los meses.
Ya en su campaña proselitista, Alegre se presentaba como la alternativa real para vencer al Partido Colorado en las elecciones generales del 2018. Ya con el triunfo interno, ahora busca aliarse a todos los sectores opositores al oficialismo, pero es allí donde se presentan problemas que no parecen tener solución sencilla.
Los dos grandes sectores que le interesan al presidente electo del PLRA son la disidencia colorada y el Frente Guasu, justamente los dos en donde no hay demasiado entusiasmo en su propuesta porque ellos tienen sus propios planes. La disidencia colorada no tiene ninguna intención de renunciar a la candidatura de Mario Abdo Benítez y el FG insiste en que Fernando Lugo no tiene impedimento constitucional para intentar la reelección.
Así que queda claro que el gran problema que tendrá Alegre –quien no parece dispuesto a ceder de nuevo el primer lugar de la chapa- será convencer a disidentes y luguistas de que es él la mejor opción, algo que parece muy improbable.
Posiblemente logra una concertación con los demás sectores más pequeños. Pero para esto primero debe lograrla dentro del PLRA, en donde las heridas están muy abiertas y no parece haber mucha posibilidad de acercamiento entre los disidentes que ahora pasarán a ser oficialistas, y el llanismo.
Es allí en donde Alegre debería empezar a trabajar, dentro del PLRA, en donde hay demasiados cuestionamientos y errores que hay que asumir para después buscar acuerdos con los otros sectores. Al nuevo presidente liberal le aguarda una ardua tarea. Es fundamental que priorice lo que hay que priorizar y no pretenda acuerdos imposibles.
