Artículos relacionados

ASUNCIÓN. El miércoles próximo se cumplirán 3 sesiones ordinarias de la Cámara de Diputados, en las que el abdista Ulises Quintana no asiste de manera consecutiva y sin permiso. Este es el límite que dan tanto la Constitución como el reglamento interno para disponer que un legislador pierda su banca.

La primera vez que la Justicia dispuso la prisión preventiva de Quintana, se dio el disparate de que solicitó y obtuvo de la cámara permiso por tiempo indeterminado, para estar preso. Esta segunda vez, luego de que varios diputados dijeran que ya no estaban dispuestos a hacer lo mismo, la líder de la bancada añetete, Jazmín Narváez, anunció hace dos semanas que el presunto cómplice en tráfico de drogas no volvería a solicitar permiso porque se analizaba una estrategia que haría que recuperara su libertad antes de vencido el plazo de 3 sesiones consecutivas.

Salvo que ocurra algún milagro entre mañana y el miércoles, todo parece indicar que el tiempo se le agotará a Quintana, quien se quedará sin banca. Hace unos meses la oposición intentó sacarle la investidura, junto con su correligionario y compañero de bancada Miguel Cuevas y el liberal Carlos Portillo, pero el corporativismo imperante en Diputados evitó que eso ocurriera. De acuerdo a las normas vigentes, no se puede volver a someter a la pérdida de investidura a un legislador hasta pasado un año; sin embargo, en este caso primaría la prohibición de las ausencias injustificadas, por lo que Colorado Añetete perdería una banca en la cámara, y la cartista Rocío Abed quedaría confirmada como titular.