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WASHINGTON.- Con la soga apretando el cuello de los sectores rebeldes de Alepo, presas de un prolongado asedio y con carencias básicas, Estados Unidos lanzó un ultimátum para que Rusia detenga los bombardeos que viene lanzando en conjunto con el régimen de Bashar al-Assad, que busca recuperar a sangre y fuego la totalidad de la segunda ciudad de Siria.
El secretario de Estado norteamericano, John Kerry, le informó al canciller ruso, Sergei Lavrov, que “Estados Unidos se prepara para suspender la cooperación bilateral con Rusia en Siria si Moscú no pone fin a los bombardeos en Alepo”.
Las palabras de Kerry resumieron la firme condena que suscitó en la comunidad internacional el ataque del miércoles, de las fuerzas combinadas rusa y siria contra dos hospitales de los barrios controlados por las milicias insurgentes, donde viven 250.000 personas cuya supervivencia está comprometida por la demolición sistemática de los centros de salud, de las plantas de agua y otras infraestructuras esenciales. Más de 165 personas, en su mayoría civiles, murieron en los bombardeos lanzados desde la semana pasada, al inicio de la ofensiva por aire y tierra.
