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El candidato Jair Bolsonaro, abrió una ventaja de 18 puntos con respecto al progresista Fernando Haddad y confirmó su favoritismo a la presidencia de Brasil de cara a la segunda vuelta de las elecciones del próximo día 28. Según una encuesta divulgada por el Instituto Ibope, el ultraderechista tiene 59 % de la intención de votos, y el petista alcanzó un 41 por ciento.
RÍO DE JANEIRO.- El sondeo, el primero realizado por Ibope después de la primera vuelta de los comicios, atribuyó un 59% de los votos válidos a Bolsonaro, mientras Haddad, sustituto de Luiz Inácio Lula da Silva como abanderado del Partido de los Trabajadores (PT), obtendría el 41% de los sufragios.
Los datos del Instituto apuntaron también a que un 41% de los entrevistados votaría “con seguridad” en Bolsonaro, mientras el 35% del electorado no votaría “de ninguna manera” por el ultraderechista, un nostálgico de la dictadura militar (1964-1985) y polémico por sus declaraciones de tinte racista, machista y homófobo.
Por su parte, el “heredero” de Lula registró un nivel de rechazo de un 47%, mientras que el 28% de los entrevistados manifestó que “seguramente” votaría por el progresista.
La encuesta de Ibope, encargada por el periódico O Estado de S. Paulo y la cadena televisiva Globo, entrevistó a 2.506 electores de 176 ciudades brasileñas entre los días 13 y 14 de octubre y cuenta con un margen de error de dos puntos porcentuales.
De acuerdo con otro sondeo, divulgado por el instituto Datafolha la semana pasada, el candidato conservador obtendría en el ballotage, que se celebrará el próximo día 28 de octubre, el 58% de las intenciones de voto, mientras Haddad acumularía un 42% de los apoyos.
En la primera vuelta del pasado 7 de octubre, el ultraderechista se impuso con el 46% de los votos, frente al 29% que recibió el abanderado del Partido de los Trabajadores (PT).
Bolsonaro tiene, por ahora, votos de sobra para ganar la Presidencia de Brasil. Su capacidad para generar adeptos parece no solo ser imparable, sino también más rápida que la de su rival, Haddad, y además no se ve que requiera grandes esfuerzos del candidato. En los días desde su victoria en la primera vuelta, cuando ganó por un margen mayor de lo que muchos se habían atrevido a sospechar, el ultraderechista redujo sus apariciones mediáticas al mínimo posible, y a entornos extremadamente controlados, siempre con el pretexto de que la puñalada que le atestó un lunático en un acto de campaña el 6 de septiembre, le exige grandes ratos de reposo.
