Aunque rápidamente y con bombos y platillos Hugo Velázquez anunció que renunciaría a la Vicepresidencia de la República y a la precandidatura del oficialismo, luego de que los Estados Unidos lo declarara significativamente corrupto, tal parece que le cuesta soltar amarras y desprenderse del cargo que ostenta, aunque hace rato no ejerce, en el Gobierno de Mario Abdo Benítez.
Hasta a la precandidatura le fue difícil renunciar ya que el mismo Mario Abdo Benítez tuvo que oficializar a su sucesor para que se sienta presionado a anunciar al Tribunal Electoral Partidario colorado su decisión de declinar su postulación.
En cuanto a la Vicepresidencia, algunas fuentes hablan de que antes de oficializar su salida está moviendo las piezas dentro de la institución a fin de dejar en puestos claves a sus leales, con la intención de seguir manejando los hilos del poder, aunque, supuestamente, pase a retiro.
La renuncia debe ser dirigida al Congreso, que es el responsable de elegir a su sucesor. Hasta Abdo ya pide al Legislativo que se elija a alguien que pueda cumplir con la única obligación que da la Constitución a la Vicepresidencia, ser nexo entre el Ejecutivo y el Legislativo.
Claro que para todo esto pueda ocurrir, primero Velázquez debe oficializar su “digna” decisión de retirarse de la función pública, algo que hasta ahora solo es puro bla bla.