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Tras el fracasado plan destinado a levantar a sectores de las FF.AA en contra de la dictadura de Nicolás Maduro, la oposición nucleada alrededor de la figura de Juan Guaidó ha venido mostrando síntomas de fatiga. Y es que no resulta nada simple sostener la movilización ciudadana en un ambiente de brutal represión. Estados Unidos, por su parte, tiene centrado sus esfuerzos en la “guerra comercial” contra China, lo que tampoco contribuye a aumentar la presión sobre el régimen chavista. El líder opositor asegura que Maduro debe elegir la forma de “salir” y que están dadas las condiciones de usar la fuerza, en caso sea necesario, pero sin poner límite de tiempo.
CARACAS.- El presidente de la Asamblea Nacional Juan Guaidó sigue promoviendo las movilizaciones en varios puntos de Venezuela, pero sin tener repercusiones importantes en el régimen de Nicolás Maduro.
El domingo participó en varias concentraciones y alentó al pueblo a seguir en las calles para exigir el cese de la usurpación. “Contamos con el apoyo del mundo y la fuerza de todo un país en cada acción que emprendemos por nuestra libertad. En todos los frentes de lucha dejaremos clara la ruta de los venezolanos: cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres”, escribió en el twiter.
Guaidó sostiene que la diferencia en este proceso es que “hoy tenemos todas las herramientas para lograr el cambio y vamos a trabajar con cada una. La ruta está definida y la variable que determina nuestro éxito es mantenernos en las calles. El régimen no tendrá tiempo qué ganar.
Todos los pasos que hemos dado durante años han construido este momento. Hemos hecho todo para una transición pacífica, ahora que el régimen decida cómo quiere salir, porque la determinación del pueblo de Venezuela y de nuestros aliados es firme y clara.”, dijo.
La última ocasión en que el presidente de Estados Unidos habló públicamente de Venezuela fue el 14 de mayo durante una visita a Luisiana, y la mencionó de pasada como un ejemplo del éxito de su estrategia de presión sobre “regímenes peligrosos”. Sus más estrechos colaboradores, sin embargo, pensaban que la Casa Blanca debía hacer aún más: más que las sanciones, más que el embargo del crudo, más que las presiones a Europa. Unos días antes, el consejero de Seguridad Nacional, John Bolton, y el secretario de Estado, Mike Pompeo, visitaron al jefe de Defensa, Patrick Shanahan, en el Pentágono para hablar de planes para Venezuela. Donald Trump, al enterarse, se burló de ellos y les llamó “halcones”, sobre todo a Bolton.
