ASUNCIÓN.– Luego de comprobarse que en todo el mundo se cuecen habas, quedó palpable que la ley es más rígida para los enemigos y más laxa para los amigos. Esa es la actitud que tomó Hugo Richer, del Frente Guasu, cuando se le consultó su opinión sobre el audio que implica a su colega de Avanza País, Adolfo Ferreiro, en uno de los audios del “affaire G. Daher” tan promocionado por los medios de Aldo Zuccolillo y Antonio J. Vierci.
Resulta que el impoluto Ferreiro también tuvo sus triquiñuelas y guarda algún esqueleto en el armario. Y así se descubrió que recurrió a González Daher –la representación del demonio- para beneficiar a un procesado por la Justicia. Supuestamente, llamó a su colega para conocer la “posición política” del juez de la causa, para “pedirle que actúe correctamente”, algo indefendible puesto que sí o sí significa una clara injerencia del Legislativo en el Judicial.
Pero Richer lo defendió. Dijo que no sabía si se consumó o no el tráfico de influencias, como si la sola intención demostrada en el audio no bastara. Hubiera cerrado la boca y negado a dar entrevistas. Habría resultado más coherente y creíble.