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ASUNCIÓN.- Luis Alberto Wagner es un camaleón que sabe bien cómo adaptarse a las circunstancias. En el 99 fue cómplice de una violación constitucional para ser ministro de Agricultura, en el 2003 fue imputado por la Fiscalía por lesión de confianza, hay pruebas de que está detrás de las principales invasiones de tierra, y ahora maneja a un grupo de patoteros mientras amenaza con expulsar del PLRA a quienes no piensen como él.
Si de algo puede presumir el senador liberal es de haber estado en todas las veredas y defendido todas las posturas, a favor, en contra y todo lo contrario, sobre cualquier tema. Porque nadie piense que él es lo que ahora muestra, un tipo preocupado por el problema social del país, involucrado con las necesidades campesinas y, sobre todo, institucional y legalista.
Después del golpe de Estado adquirió un protagonismo que fue en aumento, siempre fiel a su vocación de camaleón y sacándole provecho a las situaciones que se le presentaban. Fue cómplice de la violación de la Constitución en 1999, cuando un contubernio colorado-liberal decidió no convocar a elecciones para la Presidencia de la República y dejar en el cargo –hasta el final del mandato- a Luis Ángel González Macchi, cuando que la Carta Magna decía exactamente lo contrario.
Claro que este apoyo no fue gratis. Gracias a él llegó al cargo de ministro de Agricultura y Ganadería, y como consecuencia, 4 años después fue imputado por la fiscala Rocío Vallejo por lesión de confianza, en un caso en donde estuvieron involucrados casi 600 millones de guaraníes. Por supuesto, jamás conoció la cárcel desde adentro, amparado en el clientelismo político, que maneja la Justicia a su antojo.
