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ASUNCIÓN.- Cuando algún funcionario público, aunque sea ascensorista de una dependencia del Estado, comete un acto deshonesto amparado en su supuesta condición de privilegiado, la primera voz que se escucha –en realidad es un grito descontrolado- es el de la senadora Desirée Masi, quien está dispuesta a denunciar hasta ante la comunidad internacional al prepotente y al gobierno que supuestamente lo protege.
Pero he aquí que ahora le tocó a su compinche, “Robert”, el mismo con el que hace pocos meses conspiraba por las redes sociales para “contratar un sicario” en Pedro Juan Caballero para atentar contra el presidente Horacio Cartes, y ahora la reacción de la comandante Masi es absolutamente opuesta que las anteriores.
La vergonzosa actuación de los hermanos Acevedo nos hizo conocer a una Desirée diferente, conciliadora, prudente, silenciosa, quien ni siquiera aparece mucho por las redes sociales ante el temor de que sus seguidores le reclamen su incoherencia. Pero nosotros no le perdemos la fe. Seguimos con la esperanza de que en algún momento la senadora Masi recupere la dignidad y el respeto a sí misma, y decida denostar en contra de su compinche, con la misma firmeza como denuesta ante cualquiera que no pertenezca a su chiquero.
