Acto de recordación de la muerte del vicepresidente Luis María Argaña, con presencia de los familiares del fallecido caudillo colorado y del candidato a presidente de la República, Mario Abdo Benítez.
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Entierro de Argaña, marcado por el estupor y la indignación

Miles de personas se dieron cita hace 19 años para despedir al vicepresidente Luis María Argaña, asesinado el día anterior. El estupor y la indignación de la ciudadanía fueron los elementos que encendieron la mecha y llevaron al pueblo a volcarse a la plaza del Congreso, exigiendo la renuncia del presidente Raúl Cubas. Ayer, en un acto de recordación, Félix Argaña ratificó que a su padre lo mataron.

ASUNCIÓN.- Los primeros días, luego del magnicidio, todos los medios tenían similares interpretaciones y análisis de lo ocurrido, en donde primaba el repudio a la barbarie y el aliento y apoyo a una ciudadanía que se percibía dispuesta a resistirse a que triunfen quienes pretendían llevar al país a un retroceso.

Aunque fue un caudillo colorado, la despedida a Argaña convocó a ciudadanos de todos los signos políticos e, incluso, independientes, que veían en su asesinato la prueba palpable de que el peligro de que la barbarie se apoderara del país era cada vez más cierto.

El cambio de postura del diario ABC se dio después, ya cuando era cada vez más insistente la teoría de que el autor intelectual del asesinato de Argaña era Lino Oviedo, quien, si las cosas le hubieran salido bien, habría sido el verdadero beneficiado, puesto que, luego de una serie de movimientos, podía llegar a la Presidencia de la República.

La intensa amistad del dueño del diario con el exmilitar, conocido como mesiánico y nada cuerdo, hizo que ABC diera un giro brusco y empezara a hablar de que todo fue un montaje y que el vicepresidente había muerto de un infarto, en brazos de una amante, el día anterior, desmintiendo a un importante número de selectos profesionales que participaron en la autopsia y confirmaron las heridas que había sufrido Argaña durante el atentado.

Es importante recordar esto para entender el firme discurso del hijo de la víctima, quien, durante el acto con el que ayer se recordaron los hechos de hace 19 años, dijo que “no tengo dudas del asesinato de mi padre”.

Y fue más allá al decir que tampoco tenía dudas “de quiénes son los asesinos de mi padre, se comprobó con los cruces de llamadas, pero lamentablemente no sirvió para condenar a los autores morales”. Aunque estuvo preso durante un tiempo, Oviedo consiguió su libertad y quedar fuera del caso, durante el gobierno de Nicanor Duarte Frutos.

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