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El deficitario sistema de Salud Pública se cobró otra víctima más, y de esta manera la cifra se va agrandando. Esta vez, el triste episodio se vivió en el Hospital Regional de Caacupé, donde un hombre falleció después de agonizar durante tres días, esperando ingresar a terapia intensiva. Las autoridades médicas solamente atinaron a decir que Juan Rojas, de 51 años, y padre de seis criaturas, estaba en lista de espera, pero que era complicado encontrarle sitio.
CAACUAPÉ, Dpto. de Cordillera.- Ayer, en horas de la mañana, se confirmó el deceso de Juan Rojas, quien había sufrido un accidente cerebro-vascular (ACV), y sus familiares estaban pidiendo una cama de unidad de terapia intensiva (UTI), porque era la única esperanza para salvar su vida. Sin embargo, luego de tres días de agonía, el hombre ya no logró aguantar.
El fallecido deja seis hijos huérfanos de padre, la menor de ellos -de dos años- es epiléptica. Era el único sostén de la familia, según informaron.
Eduardo Jara, jefe de la Tercera Región Sanitaria, había informado antes de que se diera el deceso que supuestamente ya comunicaron el caso de Rojas al Servicio de Emergencias Médicas Extrahospitalarias (SEME) para que se busque un lugar en terapia intensiva para el paciente, pero que no estaban encontrando lugar sobre todo especializado en neurocirugía.
Rojas se encontraba con diagnóstico de ACV hemorrágico, con un sangrado muy grande e importante. Y en estas condiciones, fue mantenido durante todo este tiempo en la sala de urgencias del citado hospital, porque los servicios de neurocirugía estaban colapsados.
Jara había hecho la siguiente declaración: “Si bien no está en terapia, por falta de unidad en este servicio. Es como si lo estuviera, ya que en urgencias, por la necesidad del caso, se instaló un ventilador pulmonar artificial, y con los cuidados pertinentes médicos y de enfermería requeridos para el caso”.
Sin embargo, el desenlace fue fatal. De esta manera, el sistema de Salud, que se encuentra en un estado crónico, se cobra la vida de un padre de familia, y seis niños se quedan abandonados a su suerte, ya el difunto era el único encargado de sostener a sus hijos menores.
