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Están confundidos y no saben para dónde disparar. Una vez que murió la enmienda, los medios económicos y los políticos que fueron funcionales a las apetencias del “grupete”, perdieron el Norte y están sin brújula. Ya sin la crisis que ellos mismos generaron, ahora deberán ver qué hacer y, lo que es peor, enfrentar sus propios y numerosos demonios.
ASUNCIÓN.- Varias veces lo dijimos, disidentes y opositores solo saben hacer política de barricada, la que enfrenta, bloquea y atropella. Bien alejada de la que construye y trabaja por objetivos que beneficien al país.
Por eso es que para ellos era importante la enmienda, incluso más que para los sectores que estaban de acuerdo con esta vía para modificar la Constitución y establecer la reelección presidencial. No olvidemos que durante meses se pasaron repitiendo, una y otra vez, que el proyecto estaba por presentarse, que ya estaba listo, y hasta ponían fecha para esto, la que era desmentida también una y otra vez por las bancadas que estaban negociando los puntos del acuerdo, sin ninguna prisa y sin ánimo de generar ninguna reacción violenta.
Cuando, por fin, se presentó el proyecto el viernes 31 de marzo, llegaron a su punto máximo de entusiasmo y descontrol. Ese era el momento que habían esperado e hicieron todo lo que habían dicho durante meses que harían, “quilombo”. Llevaron a sus operadores políticos y a la barra brava de su club de fútbol para generar violencia, porque a ellos no les interesaba una manifestación pacífica, sencillamente porque son incapaces de manejarse en un ambiente de paz o de diálogo.
Pero todo esto acabó. La enmienda será rechazada por Diputados y todo volverá a foja cero, salvo por el ataque al Congreso y el asesinato de Rodrigo Quintana. Horacio Cartes hizo lo único que no esperaban que hiciera y lo peor para ellos, les dejó la cancha libre para el 2018.
Así que ahora están absolutamente perdidos y sin saber qué rumbo tomar. Para colmo, la cercanía de las internas (quedan 8 meses) hará que empiecen a separarse porque entre ellos hay por lo menos 2 que quieren llegar a la Presidencia de la República. Por lo tanto, no falta mucho para que el romance tan intenso que viven desde el 2015 termine en un divorcio conflictivo y violento, porque no falta mucho para que se conviertan en rivales y, quizás, hasta en enemigos.
