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La peor ira de la naturaleza

En este momento la situación que atraviesan las familias ribereñas, de varios distritos, genera una conjunción de sentimientos negativos, genera enojo, indignación y por sobre todo… una gran impotencia porque es difícil paliar en algo el triste momento.

Existen localidades más afectadas, porque no se trata solamente de la consecuencia que dejarán las aguas en las viviendas, también las pérdidas del equipamiento de los hogares.

Una muestra del panorama lamentable se tiene en el distrito de Nanawa, en el Departamento de Presidente Hayes. Sin evaluación aún, ya se puede decir que los pobladores de esta comunidad son los más afectados.

Es cierto, una inundación, por si sola ya es muy terrible, pero en ésta población chaqueña existe otra problemática, la pérdida total de la fuente de trabajo, porque el 90 por ciento de los recursos económicos de los habitantes proviene del comercio y en este momento no hay un solo negocio abierto.

Es decir, los habitantes a más de perder gran parte de sus pertenencias, pierden mercaderías y lo que es peor aún, ahora el movimiento comercial es absolutamente nulo.

Mientras tanto, la municipalidad ya se declara “insolvente” y ya lanzó la alerta denomina “emergencia institucional”. Explicó el intendente, Javier Núñez, que se trata de la falta de pago de impuestos y la comuna está sin recursos económicos. “Y… ¿Cómo vamos a cobrarle impuestos a un pueblo que está tomado por el agua?”, se preguntó Núñez y agregó que enero es el mes de mayor recaudación, “pero creo que este año será el de menor ingreso en la comuna”, enfatizó.

Se sabe que hasta para el combustible es difícil juntar plata hoy en la comuna de Nanawa y el municipio cuenta con cuatro lanchas para repartir víveres a los ciudadanos desplazados de sus hogares, de sus comercios y se refugian en asentamientos. Otras familias se refugian hacia Puerto Falcón y Clorinda (Argentina).

Cada vez que se presentan situaciones como ésta, se destaca el deseo de buscar una solución definitiva para el pueblo de Nanawa. Se habla de ambiciosos proyectos, pero nunca prosperan.

El mismo intendente también enfatizó que el deseo es que el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones asista a las autoridades locales para la construcción de una franja costera, “que nos proteja hasta la cota de 8 metros, al menos para salvaguardar el casco urbano, pero necesitamos del asesoramiento de profesionales”, acotó Javier Núñez.

El drama de la población no termina con la perdida de hogares o de los recursos económicos, se incrementa la desesperación con la falta de agua potable. Es increíble, los lugareños son desplazados por las aguas o viven en ellas, pero no tienen el vital líquido para tomar.

El servicio de la Junta de Saneamiento no llega a los refugios y tienen que depender de la patrulla militar que distribuye agua en los refugios. Mientras que en los puestos fijos se dispone de una cisterna con capacidad para 12.000 litros de agua y se recargan hasta tres veces al día, pero no abastecen.

Es triste el panorama de tantos compatriotas y lo que es peor, no se tienen informes alentadores, al contrario, seguiría por mucho tiempo más. La Dirección General de Meteorología indica que el nivel de las aguas crecerá y decrecerá constantemente.

Ojala se equivoque y acabe la pesadilla de tantas humildes familias que pasan muy mal desde hace varias semanas.

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