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Los desafíos de una nueva didáctica

Por: Ella Duarte. Escritora. Consultora en políticas de desarrollo sostenible.
Por: Ella Duarte.
Escritora. Consultora en políticas de desarrollo sostenible.

Para ser exitosos en el cambiante mundo de trabajo, para participar activamente de la política, nuestros estudiantes no necesitan simplemente saber leer, necesitan aprender a leer de manera comprensiva. Es decir, necesitan aprender a procesar y discernir la información que reciben y sus fuentes. Necesitan pensar de manera científica para saber indagar y distinguir entre causas y efectos. Necesitan usar sus conocimientos de matemáticas, idioma y ciencia, pero también sus habilidades blandas, para resolver problemas de manera colaborativa, porque nadie actúa solo, ni en el trabajo, ni en la sociedad, ni en la política. Para formar familias y comunidades armoniosas, nuestros educandos necesitan aprender a ser tolerantes y respetuosos de las diferencias. Necesitan saber escuchar y saber argumentar sus puntos de vista para poder llegar a acuerdos, a consensos y a negociaciones sostenibles, en sus comunidades, en el país y en el contexto internacional.

UNA EVALUACIÓN ÚTIL PARA SABER DÓNDE ESTAMOS

Esa visión de la educación que produce personas competitivas en el mundo del trabajo y comprometidas en sus relaciones familiares, sociales y políticas es hoy compartida por muchas personas y gobiernos en el mundo. Con esa visión, la OCDE (Organización de Cooperación para el Desarrollo) ha desarrollado un instrumento de evaluación que mide la capacidad de los estudiantes de 15 años para resolver problemas de manera colaborativa y tomar decisiones acertadas utilizando sus conocimientos de su propio idioma, de matemáticas y de finanzas. El instrumento mide también la resiliencia, la tolerancia y el recurso del estudiante al análisis científico.

Ese instrumento se llama PISA y permite analizar de manera segmentada las destrezas y habilidades de los jóvenes que se encuentran a mitad de camino en el sistema educativo: por sexo, por región de residencia, por segmento económico y social, por escuela pública o privada.  Permite comparar los resultados con los de otros países, para poder fijarse metas realistas. El instrumento ofrece una análisis cualitativo y segmentado de los resultados de la inversión de un país en educación (en recursos financieros, humanos, pedagógicas, tecnológicos y de infraestructura). Los resultados se miden en los educandos, justo en la edad en la cual deberían estar listos para optar por una formación técnica profesionalizante o por una carrera científica.

Paraguay es miembro de la OCDE desde 2017. Hoy es el único país miembro que no ha implementado el PISA. Hemos gastado recursos para desarrollar sistemas “propios” de medición, reinventando la rueda inútilmente, en vez de usar esos recursos en la implementación de un plan de mejoras con base en una evaluación bien hecha.  En Sudamérica ningún otro país es miembro de la OCDE. Sin embargo, casi todos, con la excepción de Venezuela, Ecuador, Bolivia y Paraguay, vienen utilizando el PISA desde hace varios años. ¿Qué esperamos nosotros para implementar el PISA? Dejemos de gastar recursos en evaluaciones caseras, costosas, obsoletas e inconducentes, y asumamos de una vez que somos parte del mundo y que nuestra descendencia merece una formación acorde.

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