CURITIBA.- El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva está preso, pero el Partido de los Trabajadores (PT) mantiene su candidatura a la Presidencia de Brasil contra viento y marea, una estrategia de alto riesgo que evidencia su falta de opciones reales.
Si ese asunto es debatido al interior del mayor partido de izquierda de América Latina, solo se sabe puertas adentro.
De momento, Luiz Inácio Lula da Silva continúa siendo el favorito para ganar las elecciones de octubre con una intención de voto de 37%, según la última encuesta de Datafolha. Y el PT ha multiplicado el apoyo incondicional a su figura histórica.
Trasladó simbólicamente su sede de São Paulo a Curitiba (sur), donde el exmandatario está preso desde el 7 de abril, y todos sus diputados agregaron “Lula” a sus nombres parlamentarios para que aparezca en los paneles del hemiciclo.
“No tenemos plan B”, reconoció esta semana la expresidenta Dilma Rousseff, asegurando que se “luchará en todas las instancias jurídicas para que Lula sea candidato”.
El sociólogo Alberto Almeida, del Instituto Análise de São Paulo anticipa una precampaña muy inusual.
“El partido tiene tres meses hasta el inicio de la campaña oficial para intentar sacar a Lula de la cárcel, usando caravanas, visitas y mensajes del expresidente desde la prisión. Ese será el objetivo”, dijo.