ADN Digital
Artículos relacionados
El político Euclides Acevedo realizó un análisis sobre lo ocurrido la semana pasada en cuanto a la pérdida de investidura de Kattya González y afirmó que, aunque algunos afirman que “se fulminó el Estado de Derecho”, de igual manera siguen funcionando las instituciones, “con todas sus debilidades, con todos sus vicios y sobre todo, con la incompetencia de quienes las administran”.
“Esta lícita canallada que permite la picardía electoral no es otra cosa que la continuidad del sistema, es decir, siempre se hizo lo que no debió hacerse y no se hace lo que tendría que hacerse porque el sistema es el mismo”, comentó el ex canciller.
Según quien fuera candidato a presidente de la República, “en Paraguay seguimos teniendo una democracia electoral y no una democracia política. El cambio en las reglas de juego, a conveniencia de apetitos estacionales, es algo usual que también afecta al Poder Judicial”.
“Cuando nosotros, desde la Nueva República (su movimiento político) planteamos el cambio más que la alternancia es porque sabíamos que esto de alguna manera iba a suceder, probablemente no con los ribetes escandalosos y sobre todo con el bromato que le ponen algunas personas que de repente quieren aparecer como vírgenes vestales”, manifestó Acevedo.
Recordó que con parlamentarios que también perdieron la investidura tampoco se había respetado el debido proceso, incluyendo a Dionisio Amarilla o Víctor Bogado, quienes años atrás fueron removidos de su curul en el Congreso. “Esto es una decisión política nocturnal, pero sobre todo una decisión política con rasgos totalitarios”.
Añadió que “la democracia es el gobierno de las mayorías y la República es el gobierno de la ley y acá la ley no es para todos. Eso no es nada nuevo; contra esto hay que cambiar”.
Acevedo consideró oportuno “revisar profundamente la realidad” porque finalmente la política se trata de “administrar la realidad”, aunque -a su criterio- la misma no puede maquillarse “de acuerdo a una conveniencia coyuntural”.
Igualmente, hizo una reflexión sobre la indiferencia ciudadana ante lo ocurrido en el Senado y dijo que, en su mayoría, a la gente “le importó un comino” este hecho debido a que “tiene otras urgencias que resolver, como el qué comer mañana, encontrar trabajo o cómo sobrevivir con el salario que ganan”. “Ahí es donde la clase política muestra su gran debilidad ante su falta de conexión con las necesidades”, añadió.
“Lo que hay que empezar a analizar es por qué de repente se producen estos arrebatos, ¿hay un deterioro académico intelectual de la clase política?, ¿hay un sometimiento a voluntades externas a las instituciones?, eso es lo que tenemos que revisar”, concluyó.
