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Caacupé 2021: Fuertes críticas a las autoridades en la tercera carta abierta al pueblo paraguayo

CAACUPÉ. El obispo de Caacupé, Monseñor Ricardo Valenzuela, leyó la tercera carta abierta al pueblo paraguayo durante la festividad de la Virgen y a la que le dio el título “Organizar la esperanza”. Criticó las muertes por desidia durante la pandemia, se refirió al presupuesto deficitario, además de los secuestros en el norte del país, donde dominan los grupos criminales.

Parte del extenso documento pastoral refiere lo siguiente:

Dos mil veintiuno es el año de la paulatina recuperación. Luego de la sacudida que recibió la humanidad entera con la pandemia y que todos lo sentimos plenamente en el 2020, este año se puede considerar como el tiempo que nos permite reponernos de esta negativa experiencia de vida.

Las secuelas de mediano y largo plazo de este mal universal comienzan a emerger en el campo de la salud física y sobre todo mental, así como también en la economía global y en la de cada hogar, especialmente de las familias necesitadas.

El año pasado lamentamos el fallecimiento de miles y miles de seres queridos. Muchos de ellos pudieron haberse salvado o vivir más tiempo, si la reacción gubernamental hubiese sido más acertada y no tan débil para enfrentar eficientemente el problema, tal como era de esperarse de quienes están investidos de autoridad en ese campo y a quienes las instituciones pertinentes pusieron a disposición los recursos y mecanismos necesarios para ello.

CORRUPCIÓN EN SALUD PÚBLICA

… Si aplicamos este concepto de ejercicio cristiano del poder, tenemos derecho a esperar con ansias que este año terminen definitivamente los fallecimientos por desidia, negligencia y corrupción en el sector de la Salud Pública porque creemos sinceramente que existen las condiciones para poner todo el empeño, la inteligencia y la voluntad para que así sea. Independientemente de ello, de la dedicación puntual respecto al problema del covid, sabemos que el Estado sigue teniendo una deuda social con la salud pública para la atención a las personas carenciadas, y por qué no también a todos, porque la atención en salud pública debe ser universal. No es justo que los altos miembros del Estado, en vez de usar los servicios de salud de la colectividad, gastan el dinero público en seguros privilegiados de la medicina prepaga, como si tuvieran naturalmente más derechos que el común de la gente.

…Debemos recuperarnos de esta negativa situación y aprovechar esta dura experiencia para cambiar y hacer que el mundo, y nuestro país, sean más habitables, un mejor lugar donde compartir la vida y los bienes que Dios prodigió para todos…

EL SECTARISMO Y LOS PRIVILEGIOS

Para cimentar nuestra esperanza será necesario -haciéndonos eco siempre de las palabras del Santo Padre- que los políticos y los gobiernos dejen de lado el sectarismo, los privilegios, a veces exagerados, la riqueza mal habida, y “trabajen por el bien común” buscando ajustar el modelo económico del país a uno que tenga rostro humano.

¡Basta de mezquindad, basta de excesiva acumulación del dinero y de los recursos en pocas manos! que tiene su contra parte en la exclusión de muchos. Recordarán todos que, al inicio de la pandemia, con el susto natural, se hicieron muchas y lindas promesas de reforma; la mayoría de ellas quedaron en el olvido.

LA IMPUNIDAD

Tenemos la obligación de “organizar la esperanza” en el Paraguay para dejar atrás los efectos de la pandemia y para poner punto final a la epidemia nacional de la impunidad, porque la corrupción también mata, aunque para ello no adquiere una forma similar al covid-19. Y como toda enfermedad, es posible también encontrar la forma de curar la corrupción. Si las instituciones pertinentes se declaran incompetentes para ello, es deber primero de los gobiernos y después de la responsabilidad ciudadana encontrar la manera de extirpar este mal.

Comencemos a construir la esperanza del mañana con un cimiento sólido, que sea inamovible: el presupuesto de la nación, quebranto de todos los años y que, al parecer, solo interesa a unos cuantos que están prendidos de él para un buen vivir a costa de los demás. Este presupuesto tiene que ser de interés de todos nosotros porque es el cálculo de lo que se hará con el dinero de todos los contribuyentes. De todo lo que se va a gastar con ese dinero.

PRESUPUESTO DEFICITARIO

Pero resulta que desde hace unos doce años ese presupuesto es deficitario, lo que significa que se endeuda al país sin respaldo. De esa manera, como consecuencia, el endeudamiento aumenta año tras año. Todos sabemos lo que pasa cuando gastamos más de lo que ganamos, y lo que pasará en el futuro si continuamos sin planificar bien dando prioridad a aspectos superfluos. Falta más compromiso de quienes aportan a este presupuesto y falta cortar las ambiciones de quienes quieren más y más sin importarles que no haya de dónde sacar más.

PODER JUDICIAL INDEPENDIENTE

La pandemia se llevó gran porte de la deuda contraída en nombre de la salud pública y luego de algunos tejes y manejes solo gozan de buena salud quienes se alzaron con casi todas las licitaciones y compras sobrefacturas de emergencia para supuestamente responder con eficiencia a los rigores de covid. Es necesario organizar con más firmeza y eficacia la aplicación de la ley a quienes la infringieron para quedarse con la mayor parte del presupuesto de salud en tiempo de plena pandemia. Por eso, necesitamos un Poder Judicial verdaderamente independiente y no subordinado a personas influyentes y grupos de poder. Si no funciona la Justicia, la democracia es solo nominal, la cual cede su puesto a una anarquía.

También, esperamos sinceramente que quienes ingresaron con ímpetu por selección o acuerdo a los más altos estrados judiciales se empeñen en hacer justicia, tal como prometieron hacerlo antes de ser designados. Tendrán suficientes oportunidades para demostrar que ingresaron por méritos propios y no por otros medios. Ojalá que la forma habitual de acceder por cupos o turnos, o por lealtades partidarias, amistades o parentescos a los altos y delicados cargos termine finalmente como resultado de una mayor conciencia y participación ciudadanas. Solo una ciudadanía despierta, alerta y movilizada en torno a los principios inmutables hará que nuestro país sea el lugar común de la convivencia civilizada, el respeto y el amor al prójimo.

NUEVAS AUTORIDADES

De igual forma estamos expectantes de los primeros pasos de las nuevas autoridades municipales, elegidas en elecciones libres el 10 de octubre pasado. Recalco lo de elecciones libres porque ejercer la libertad es un compromiso cívico que requiere cierto valor ciudadano. Ese compromiso, esa responsabilidad, esa libertad no se acaba con el derecho de elegir, que es apenas el inicio; continúa con el deber de controlar y exigir a los elegidos a cumplir sus planes y que estén apegados en todo momento a la ley. El pueblo, en definitiva, es el verdadero contralor de los gobernantes.

Tantas historias negativas conocemos de las administraciones municipales. Principalmente historias de latrocinios, que la justicia ignora. Y nos preguntamos, ¿qué pasa con las familias de estas personas: intendentes, concejales, administradores cuestionados, denunciados y casi nadie condenado? ¿No están enteradas estas familias de lo que todo el mundo sabe? ¿No sienten vergüenza de que sus padres, cónyuges o hermano estén en boca de todos?

Si la justicia está raquítica y dominada por intereses políticos como para no ver absolutamente nada de lo que malversa al pueblo, es necesario construir trincheras de protección a la familia de modo que ella no sea contaminada de la misma forma, por el mismo virus. Que la familia vuelva a ser, como antes, el germen de las virtudes humanas, donde se aprende a respetar y a ser respetado, a armar y a servir a los demás.

Señores intendentes y concejales electos, a la hora de hacer sus nuevas tareas, tengan presente su compromiso con la fe, con el pueblo y con sus familias. Ellos tuvieron el derecho y la libertad de elegirlos, pero también tienen el derecho de sentirse orgullosos de ustedes, de la decisión que tomaron al elegirlos. No los defrauden, no renuncien a poner, aunque sea un granito de arena, para construir el cambio en el país. Acuérdense que están para servir a sus comunidades y municipios.

SECUESTROS

La violencia siempre estuvo presente en las disputas políticas para acceder al poder, como una forma de dirimir las diferencias, pero esa forma de tomar las armas en nombre de las instituciones para hacer valer la razón de una de las partes quedó en el pasado. Al menos, esa forma de resolver las cosas por medio de cuartelazos, golpes, traiciones y guerras civiles. Siempre debe imperar la fuerza de la razón y no la razón de la fuerza.

Hoy por hoy la violencia adquiere otras formas, como la que implementan los forajidos del Norte, secuestrando, asesinando a personas inocentes, y extorsionando a las instituciones al punto de mantenerloas maniatadas, sin mucho margen de respuestas legales. Esa es la triste realidad que soportaron varias familias y soportan, hoy, las familias de Oscar Denis, Félix Urbieta, Edelio Morínigo, secuestrados y sin noticias ciertas para sus atormentados allegados…

Una vez más, nuestra voz de aliento a las fuerzas del orden y la ley a extremar sus esfuerzos por liberarlos cuanto ante y que sus actos estén guiados por el valor y las mismas esperanzas de las familias en recuperar con vida a sus seres queridos. No existe ninguna razón para abandonarlos.

EDUCACIÓN PÉSIMA

El oportunismo y la picardía política de las elites partidarias hacen que la educación pública sea relegada todas las veces. Sin importar el signo político de los gobiernos de turno, nuestra educación siempre es calificada en todos los exámenes internacionales de pésima y atrasada. No obstante, parece haber señales del inicio de un proceso de renovación de la misma, ante la ya triste evidencia: niños sin terminar la primaria, jóvenes que buscan trabajo en condiciones de analfabetos funcionales y adultos condenados a vivir el resto de sus vidas sin competencia y por ende sin poder aprovechar las oportunidades existentes.

NECESITAMOS DE LÍDERES ÍNTEGROS

El país necesita cuanto antes cambiar, cambiar el perfil de sus líderes. No cambiar personas simplemente. Necesitamos líderes íntegros, honestos, con mentalidad sana, confiables, comprometidos con la verdad, serviciales y ambiciosos con el cumplimiento de sus planes y promesas empeñadas. Y no debemos dejarnos engañar ni engañarnos nosotros mismos. Todos tenemos la capacidad de discernir y de reconocer en el otro su intención, su trayectoria de verdad o mentira, sin necesidad de hurgar demasiado…

Así refiere parte de la carta pastoral leída hoy por Mons. Valenzuela, al término de la misa central.

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