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ASUNCIÓN. La Penitenciaría Nacional de Tacumbú recuperó la calma tras una noche de tensión, donde incluso periodistas fueron atacados con bombas molotov. Rubén Peña, director de Establecimientos Penitenciarios, informó que las actividades en el centro penitenciario se están desarrollando de manera normal, desmintiendo los rumores de disturbios continuos. “Amaneció tranquila”, remarcó.
La tensión en la cárcel de Tacumbú surgió después de las declaraciones del ministro de Justicia, Ángel Barchini, quien mencionó la posibilidad de una intervención de las fuerzas del orden en el interior del penal para buscar al expolicía Oliver Daniel Lezcano, supuesto asesino de un militar que en sus horas libres realizaba trabajo como Uber. Según el ministro, Lezcano habría sido secuestrado y asesinado por el Clan Rotela dentro de la cárcel, en contraposición a la versión previamente manejada de que había escapado.
En declaraciones al programa “Así son las cosas”, emitido por radio Universo 970-Nación Media y Canal GEN, Peña, quien visitó anoche la prisión, acompañado por el viceministro de Política Criminal, explicó la situación: “Tras el momento de tensión de anoche, la Penitenciaría Nacional amaneció tranquila. Las actividades se están desarrollando de forma totalmente normal y rutinaria. Ayer a última hora del día fuimos al penal de Tacumbú con el viceministro de Política Criminal, acudiendo a un llamado del director del penal que nos manifestó la inquietud que tenían los internos con relación a manifestaciones que había hecho el ministro”.
También agregó que conversaron con un grupo de representantes de los reclusos y les aseguraron que no había indicios de la presencia de Oliver Daniel Lezcano en la penitenciaría ni de que se hubiera producido un atentado contra su integridad dentro del establecimiento. Esto llevó a tranquilizar tanto a los internos como a sus familias.
Sin embargo, la principal preocupación de la población penal radica en la posibilidad de una acción de la fuerza del orden en la penitenciaría, una intervención de la justicia para investigar la desaparición del supuesto asesino del militar. Los reclusos temen las consecuencias de estas acciones en términos de seguridad y estabilidad dentro del penal, ya que el propio ministro había sugerido que las medidas tendrían “costos de vidas humanas”.
