ADN Digital
Artículos relacionados
CAACUPÉ. Más que nunca la ciudadanía siente la fuerza del Covid-19 en el día previo al festejo de la Virgen de Caacupé, la celebración más multitudinaria de la feligresía paraguaya, ya que la campaña de concienciación y las medidas restrictivas del gobierno lograron lo que parecía imposible, que la gente no acuda a la Villa Serrana y se quede en su casa.
Las calles que rodean la Basílica y el Tupasy Ycuá están totalmente vacías, y solo se ve a algunos vendedores ambulantes que parecen aguardar un milagro que les haga vender sus productos. Ambos lugares permanecen totalmente cerrados y los portones están con cadenas y candados, dejando a las claras que la devoción mariana este año deberá ser eminentemente espiritual y virtual.
Habitualmente, antes del virus, desde el 7 la gente ya ocupaba su lugar en la explanada de la Basílica, a la espera de la misa central del día siguiente. Este año, ni siquiera es permitido acercarse al lugar.
Aunque genera tristeza ver el desolado panorama que muestra hoy la capital espiritual de Paraguay, da un halito de esperanza porque demuestra que en algún recóndito lugar de la mente del paraguayo todavía hay un instinto de conservación que le obliga a obedecer las normas sanitarias restrictivas. Esperemos que esta misma consciencia la tenga en los días de fiestas que se aproximan.
