Artículos relacionados

ASUNCIÓN. Siempre soberbio aunque más nervioso que de costumbre, Juan Ernesto Villamayor está sentado en el banquillo de los acusados, respondiendo a la interpelación que le realiza la Cámara de Diputados, que consiste en 15 preguntas que tienen que ver con el acuerdo fallido y secreto con PDVSA, de Venezuela.

Ante el excesivo tiempo que utilizó para la primera pregunta, el cartista Basilio Núñez reclamó el respeto al reglamento interno, que pone un plazo de 10 minutos para la primera pregunta y 5 minutos para las restantes, porque de lo contario hay que aguantar que “cada uno diga lo que quiere”. Esto fue respondido por Villamayor con que “no digo lo que quiero, me fundo en documentos”, demostrando que, más allá de lo soporíferas que pueden parecer las respuestas ya elaboradas con anterioridad, hay un ambiente de crispación entre diputados e interpelado.

Las respuestas de Villamayor dicen siempre lo mismo que viene repitiendo desde que estalló el escándalo a través de una publicación del diario americano The Washington Post: No hubo ningún acuerdo porque Paraguay se negó a firmarlo hasta que el Tribunal de Paris dijera que el gobierno de Juan Guaidó tiene legitimación activa; el intento de acuerdo fue propuesto por Venezuela; el abogado Vidal fue contratado por el gobierno de Guaidó, por lo que no es problema de Paraguay lo que se le paga; etc.

“Todo esto ya está demostrado”, dijo en una parte de su exposición, dando como un hecho que sus argumentos, reiterados y poco claros, constituyen la verdad de la historia.

Afortunadamente, ahora sus respuestas son cortas, y se aguarda con expectativa el momento de las repreguntas, las cuales intentarán llegar a la verdad de la historia.